Carlos del Porto Blanco
La música es la mediadora entre el mundo espiritual y el de los sentidos. Ludwig van Beethoven.
El último concierto dominical de la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba, se celebró en el marco de la jornada de la Cultura Nacional, formó parte de las actividades de la 38 edición del Festival Internacional de Música Contemporánea de La Habana. El espectáculo contó con obras premiadas en el concurso de composición Ibermusicas 2023 y se dedicó al aniversario 120 del natalicio del escritor cubano Alelo Carpentier.
El director de la orquesta Igor E. Corcuera Cáceres expresó que el concurso de composición Ibermusicas 2023 premió a 11 obras. Cinco de estas piezas tuvieron su estreno mundial este domingo, 13, en el concierto, las otras seis serán estrenas por una agrupación sinfónica de Venezuela. Se agradece que Igor realice estas intervenciones ante el público, es una forma sencilla, pero muy efectiva de hacer pedagogía musical y ayudar a la formación de un público más culto.
Las obras estrenadas fueron: Canto del Cotopaxi del ecuatoriano David Meneses Almeida, Antifonía fractal. Estudios para orquesta sinfónica y tres grupos instrumentales antifonales del venezolano David Pedroza, Cruces del panameño Samuel Iván Robles, El enigma cuántico del peruano David Aguilar Valdizán y Fénix del chileno Cristian Lazo Remedi.
Según el programa elaborado por Luis Manuel Molina, la pieza Canto del Cotopaxi se basa en un guion que su vez se inspiró en el cuadro “El Cotopaxi” del escritor estadounidense Frederick Edwin Church, la historia narra la ascensión de un viajero a la elevada cima del volcán ecuatoriano. La segunda obra surge por la fascinación que siente el autor por la mecánica cuántica y la belleza matemática que encontró en los fractales (objetos geométricos en el que una misma estructura, fragmentada o aparentemente irregular, se repite a diferente escalas y tamaños). Antifonía fractal establece un vínculo musical, una convergencia entre arte y ciencia, donde los fractales, la matemática y la física cuántica permiten un diálogo armonioso de la orquesta y los grupos instrumentales antifonales.
La tercera composición, Cruces, tomo como motivo de inspiración el camino de Cruces, una ruta histórica del istmo de Panamá que conecta al mar Caribe con el océano Pacífico. Los relatos de los viajeros reflejan la exuberancia de la naturaleza, la variedad de sus sonidos y la dificultad del cruce; la cuarta pieza, el Enigma cuántico se inspira en el libro homónimo de Bruce Rosenblun y Fred Kuttner, se intenta expresar mediante la música la forma en que se percibe y entiende ese complicado fenómeno y las profundas consecuencias que trae para la interpretación de la realidad y la conexión entre el mundo material y la conciencia; y para cerra se interpretó Fénix, obra en la que el compositor intenta emular musicalmente el fuego y su recurrente obsesión por las aves.
Esta función muestra la riqueza sonora que existe en Nuestra América y debe servir para que, en los programas de los futuros conciertos, siempre que se pueda y sea pertinente, se incluyan obras de compositores nuestroamericanos. La Patria grande lo necesita.
La Orquesta hará una breve pausa es sus presentaciones, debido a que el Teatro Nacional será en los próximos dias sede del Festival Internacional de Ballet. El día domingo 17 de noviembre la batuta del maestro Igor hará que las ondas y no las partículas llenen la sala Covarrubias nuevamente.