Ciénaga de Zapata, Cuba. – Cada toma capturada de la vida silvestre por el equipo de Naturaleza Secreta tiene que ver con alguien, con una historia, con una vida y una pasión.

Uno de esos colaboradores es el actual Ms. C. Gustavo Sosa Rodríguez, veterinario del  Criadero de Cocodrilos del Parque Nacional Ciénaga de Zapata, perteneciente a la Empresa para la Protección de la Flora y la Fauna.

Cuando lo conocimos hace veinte años era un estudiante imberbe y de rubia cabellera, que miraba a las cámaras con más temor que a los cocodrilos. Luego supimos que su pasión de adolescente era el fútbol, liderar los “pitenes” callejeros que de manera informal se organizan en los barrios, y mientras más corría tras la pelota más podía alejarse de las aulas y los libros. Pero había otra actividad que lo vinculaba a la naturaleza, la pasión por la pesca que su abuelo le había inculcado desde pequeño. Siempre soñé con ser licenciado en cultura física o patrón de un barco, nos dice Gustavito mientras buscábamos la conexión de su vida con los cocodrilos.

Por recomendación de mi madre empiezo a estudiar técnico medio en veterinaria y las cosas no estuvieron bien desde el principio, por falta de vocación y motivación paso mucho trabajo para mantenerme en la carrera. Solo por la insistencia de mis padres me mantuve hasta que logré graduarme, confiesa durante la grabación de uno de los capítulos de la serie Rostros.

Luego de graduado Gustavito pasa sin penas ni glorias por varias instituciones hasta que el padre de un amigo le propone trabajar en el criadero. Yo me siento muy agradecido porque me hizo un regalo para toda la vida. Aquí fue cuando dijo lo que debió ser el título de esta crónica: Un regalo para toda la vida.

Los lectores me perdonarán el encabezado un poco sensacionalista y que deje para la próxima entrega su aprendizaje al lado de Toby, los conflictos, los sueños y esperanzas.  A modo de compensación adelanto algunas fotos tomadas en el área núcleo del COC.

Tomado de Naturaleza Secreta de Cuba