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La Habana, Cuba. – En los años 60 y 70 del siglo XX, América Latina fue un hervidero de movimientos guerrilleros, uno de ellos fue el Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros de Uruguay. El libro que comento hoy, Yo soy el Rufo y no me rindo, aborda la vida de quien lideró a una hornada de jóvenes uruguayos y se echó al hombro la historia de su país, tratando de tomar por asalto el cielo de la “Suiza de América”. Raúl Sendic Antonaccio, es el eje central de esta biografía novelada del escritor uruguayo-cubano Daniel Chavarría, publicada en el 2015 por la editorial Letras Cubanas.

El título del libro está inspirado en una de las frases que componen la leyenda en torno a Sendic, el Tupa que encabezó y llevó a planos inimaginables la “garra Charrúa” del Movimiento entre los años 1962 y 1989. Comprometido con la historia de su suelo natal y con el acontecer político de Nuestra América, Chavarría encuentra en este texto la mejor manera de consumar una de sus epifanías: sacar a la luz en especial, para los jóvenes, al Sendic desconocido; mostrar como movilizó a los “innombrables peludos de la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas” (UTAA) por la ruta de Artigas, en una gesta cuya impronta transgredió los cotos de poder de la Gran Rosca Nacional e instauró nuevos horizontes del Frente Amplio.

Cuidado en toda su línea histórica y argumental, conmovedor, ameno, en esta pieza editorial destaca la poética de la narrativa de Chavarría, que logra establecer un contrapunteo intertextual con las armas y el ingenio de Don Quijote, para modelar al entrañable Sendic de Chamangá y de la Santísima Trinidad de los Porongos.

El volumen es una biografía, no un tratado de historia sobre la lucha de los Tupamaros, ni un ensayo sobre su significación política y código ideológico en el mapa de las revoluciones latinoamericanas-caribeñas de liberación nacional. De hecho, el autor se propone explícitamente escribirla para públicos poco motivados por la literatura político o histórica, lo logra con una redacción que sumerge al lector en los hechos que se cuentan y lo convierte en uno más del grupo de Sendic, el Pepe Mujica, y Zabalza, en las espectaculares operaciones realizadas contra el Gobierno. El lector siente que es parte de los preparativos de éstas.

El libro honra, además de a Sendic, a la saga extraordinaria de campesinos pobres del oriente uruguayo, y de su principal líder, desde el inicio de las luchas por salir de la miseria y la indignidad en los años 50, hasta tomar el camino que los convirtió en los Tupamaros, la guerrilla urbana más famosa del mundo, sin soslayar la narración documentada y a menudo casi cinematográfica de sus dieciocho acciones combativas más sobresalientes.

Termino con el último párrafo del prólogo: “dejo al lector a solas con la novela biográfica del más famoso entre los héroes Tupamaros. Aunque el inspiró series de televisión y canciones como la de Silvio Rodríguez, lo vamos a conocer realmente ahora, gracias al relato de este gran escritor uruguayo-cubano, contando con su habitual humor y sagacidad narrativa, colmada de vocablos y frases propias de la Banda Oriental, que les añaden un tono regocijante a muchos de sus memorables pasajes.”

A ese lector polilla, va este libro.