Carlos del Porto Blanco
El mundo está lleno de pequeñas alegrías: el arte consiste en saber distinguirlas. Li Tai-Po.
El lobby de la Sala Covarrubias del Teatro Nacional de Cuba fue el lugar escogido para la exposición colectiva Descendencias, la cual se montó en el marco de la 15 Bienal de La Habana.
Las obras expuestas son de las artistas plásticas cubanas: Claudia Corrales, Claudia Millares, Marila Sarduy, Laura Pairot, Leticia Sánchez Toledo, Sonia Almaguer, Yari Rassi, Titina (Yoanen), la estadounidense Liza Camilo y el artista cubano Livan Gispert Gordillo. La curaduría estuvo a cargo de Mayra Tirado, Amanda Castell y Lía Milanés.
En el programa de mano se puede leer que “la temática de la descendencia actúa como un hilo conductor que une a las artistas, cada una ofreciendo una perspectiva única sobre como las historias familiares y culturales se transmiten y se transforman a lo largo del tiempo. Desde relatos íntimos que exploran linajes familiares hasta imágenes que celebran las tradiciones arraigadas en la cultura cubana, estas fotografías revelan la profundidad y la diversidad de las raíces que conectan a estas mujeres con su pasado y su comunidad”.
Y se agrega, “La raza emerge como otro tema crucial explorado a través de retratos que desafían estereotipos y celebran la belleza y la diversidad racial dentro de la sociedad cubana. Estas fotógrafas capturan no solo la apariencia física, sino también las historias personales y colectivas que definen la experiencia racial en Cuba y Estados Unidos, ofreciendo una mirada íntima y a menudo provocativa sobre la descendencia y la identidad racial en un contexto cultural único”.
Y se concluye diciendo, “Las piezas se presentan como un espacio de encuentro y cambio, donde las tradiciones se entrelazan con nuevas influencias y realidades. Estas artistas revelan con la cultura cubana y norteamericana se transforma y se adapta manteniendo a mismo tiempo una conexión profunda con sus raíces históricas”.