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Carlos del Porto Blanco
…porque, poco a poco, de lo abigarrado, de lo entremezclado, de lo encajado entre realidades distintas, han ido surgiendo las constantes de un empaque general que distingue a La Habana de otras ciudades del continente. Alejo Carpentier, La ciudad de las Columnas.

El 14 de agosto la Casa de las Tejas Verdes acogió el andar virtual “La ciudad de las columnas de Carpentier”, que fue conducido por la Dr. arquitecta María Victoria Zardoya Loureda, profesora de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Tecnológica de La Habana, Cujae. Esta actividad se desarrolló en el marco de las Rutas y Andares organizados por la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.

La charla tomó como hilo conductor el ensayo “La ciudad de las columnas” de Alejo Carpentier, del cual la ponente analizó las diferentes lecturas que ella ha hecho. Se intercalaron los textos escritos por Alejo con fotografías de La Habana que ilustraban lo que planteado. La ponente logró, desde el primer momento, capturar la atención del auditorio debido a sus sólidos conocimientos y por sus dotes de comunicadora. Ambos elementos consolidados por muchos años de impartición de docencia.

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Y nos decía Alejo hablando del elemento arquitectónico que da nombre al ensayo “…la columna es elemento de decoración interior, lujo y adorno, antes de los días del siglo XIX, en que la columna se arrojará a la calle y creará… una de las más singulares constantes del estilo habanero.” Y seguía diciendo “… la increible profusión de columnas, en una ciudad que es emporio de columnas…selva de columnas, columnata infinita… última urbe en tener columnas en tal demasía.”

Este ensayo publicado en la revista Arquitectura en Cuba, en el año 1965 hace una valoración de las diferentes virtudes de La Habana. Se puede decir que el escritor fue un adelantado a su tiempo al destacar los valores de la arquitectura colonial cubana, en tiempos en los que prevalecía a nivel internacional, el afán de destruir esos vestigios para dar paso al acero y al cristal de las torres rascacielos. El texto no entra en detalles sobre la arquitectura y los estilos de esta, sino que muestra como ésta se fue adecuando a las condiciones naturales y sociales de la Isla en el devenir del tiempo.

El andar virtual hizo un viaje por la historia de la ciudad, guiados por la palabra carpenteriana y las imágenes. Se comenzó realizando un viaje a la semilla, los orígenes de la urbe. Se habla de la trascendencia de las Leyes de Indias en la conformación del tejido urbano de La Habana. Las que garantizaban sombra ante el inclemente sol tropical y protección ante las copiosas lluvias. Se destaca la importancia del medio punto en las construcciones citadinas en sus diferentes variantes.

Y nos comentaba el escribidor sobre ese elemento “…el medio punto cubano, enorme abanico de cristales abierto sobre la puerta interior, el patio, el vestíbulo, de casas apostilladas de persianas… para entablar un dialogo con el sol hay que brindarle los espejuelos adecuados… que sirvan al sol para ser más clemente con los hombres…De ahí que el medio punto cubano haya sido el intérprete entre el sol y el hombre… y supo el sol que, para entrar en las viejas mansiones… habia que empezar por tratar con la aduana de los medio puntos”

Sobre las mamparas nos dice Carpentier “… la obsesión de tener amaestrado algún lugar del fresco originará la multiplicación de las mamparas… verdadera puerta interior de la casa criolla… por el empaque de la mampara, se sabía donde se estaba, quienes eran los amos y que comportamiento había que adoptar.”

Las rejas también tienen su espacio reservado en el ensayo, sobre ellas se plantea “…tendríamos que hacer un inmenso recuento de rejas, un inacabable catálogo de los hierros, para definir del todo los barroquismos siempre implícitos, presentes, en la urbe cubana” y posteriormente agregaba “…la reja blanca, enrevesada, casi vegetal por la abundancia y los enredos de sus cintas de metal, con dibujos de liras, de flores, de vasos vagamente romanos, en medio de infinitas volutas que enmarcan.”

Y cierro con estas líneas que resumen el espíritu del texto,”…el barroquismo cubano consistió en acumular, coleccionar, multiplicar columnas y columnatas en tal demasía de dóricos y de corintios, de jónicos y de compuestos que acabó el transeúnte por olvidar que vivía entre columnas, que era vigilado por columnas que le median el tranco y lo protegían del sol y de la lluvia y hasta que era velado por columnas en la noche de sus sueños.”

Conferencias como esta ayudan a incrementa el amor de los citadinos por su ciudad y los símbolos que ésta atesora. La única forma de cuidar y amar algo, es conocerlo. Por eso hay que agradecer a la Casa de las Tejas Verdes y su invitada de lujo en esta ocasión, María Victoria Zardoya Loureda, por hacer que ese fin esté un poco más cerca. Hay mucho que tener en cuenta, cuidar y proteger en esta Ciudad Maravilla. La cual esta custodiada, entre otros, por columnas. Las autoridades competentes tienen la palabra.

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