Compartir

Carlos del Porto Blanco

La música produce una especie de placer sin el que la naturaleza humana no puede pasar. Confucio.

Este domingo, 8 de junio, el sonido de la trompeta fue el protagonista de la Sala Covarrubias del Teatro Nacional de Cuba, sede de la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba, guiada por el maestro Igor E. Corcuela Cáceres. El programa se conformó con el Concierto para Trompeta y Orquesta en Mi bemol Mayor de Johann Nepomuk Hummel, el Adagio para Cuerdas Opus 11 de Samuel Barber, Mini Males de Roberto Valera, el Concierto para Trompeta de Henri Tomasi (estreno en Cuba) para cerrar My Way de Paul Anka. Esta función tuvo una selección de repertorio muy positiva, por su variedad, el incluir a compositores que no son de los más interpretados, la inclusión de creadores cubanos y la interpretación de piezas que de la llamada música popular.

Como solista invitado se presentó el trompetista español Fran Rivero. Éste obtuvo se graduó en la especialidad de Trompeta en 2007 y su Título de funcionario de Carrera en 2010. Desde 2008 ha ejercido como profesor en diferentes Conservatorios, siendo actualmente Director y Profesor de Trompeta del Conservatorio de Música de Cazalla de la Sierra. Mantiene la doble labor de docente y la de músico. Rivero ejerce como Trompetista concertista o solista en diferentes estilos musicales, compaginándolos simultáneamente en un mismo Concierto, tanto en música clásica como en Jazz y otros estilos derivados o fusionados, que refleja en su álbum titulado The Iberian Trumpet / Unstoppable, que abarca desde el Barroco, pasando por diferentes estilos de la historia.

La primera pieza. El Concierto para Trompeta y Orquesta en Mi bemol Mayor, fue compuesta por el pianista, compositor, profesor y director eslovaco-austríaco Johann Nepomuk Hummel en Pressburg, actual Bratislava, Eslovaquia, el 14 de noviembre de 1778, y muere en Weimar, actual Alemania el 17 de octubre de 1837. Fue alumno de Wolfgang Amadeus Mozart y se le considera como uno de los mejores compositores y pianistas de su época.

Según el programa de mano elaborado por Luis Manuel Molina, este concierto fue compuesto en 1803 para Anton Weidinger, el virtuoso que siete años antes había inspirado la única obra de Haydn para la trompeta de llaves, un nuevo instrumento que el propio Weidinger había ayudado a desarrollar. La obra tuvo su premier el 1 de enero de 1804 en el Palacio de la familia Esterházy. La ejecución de la pieza contó con la participación del solista invitado Frank

La segunda pieza, fue el Adagio para Cuerdas Opus 11, del compositor estadounidense de música de cámara y orquestal, Samuel Osmond Barber, éste nació en West Chester, Pensilvania, Estados Unidos, el 9 de marzo de 1910 y murió en New York, el 23 de enero de 1981. El Adagio para cuerdas constituye probablemente la obra más célebre de este músico. La interpretación inaugural tuvo lugar el 5 de noviembre de 1938 en una transmisión radiofónica desde el NBC Studio 8H.

Según plantea Molina, el Adagio para cuerdas de Samuel Barber se convirtió no sólo en la obra más popular de ese autor sino también en un himno luctuoso para los estadounidenses, interpretado en los funerales de los Presidentes Roosevelt y Kennedy y en la ceremonia del 2001 por las víctimas del 11 de septiembre. Barber halló su inspiración en un pasaje de las “Geórgicas” del poeta romano Virgilio en el que se describe a un riachuelo convirtiéndose de forma gradual en un gran río. Este tema se puede escuchar en la banda sonora de muchos filmes pero la carga dramática que le añade a la película “Pelotón”, de Oliver Stone, lo convierte en un tema inolvidable de profunda emotividad.

Sobre la tercera obra, Mini Males, compuesta por el compositor cubano Roberto Valera Chamizo, nacido en el 1938, dice Molina en el programa de mano que el título de la obra sugiere el movimiento surgido en las Artes Plásticas a principios de la década de 1960 en los Estados Unidos como reacción al expresionismo abstracto. Pero evidentemente el aludido minimalismo de esta obra no tiene mucho que ver con el posterior minimalismo musical de Steve Reich y Philip Glass porque Valera está más cerca de Pérez Prado y de Benny Moré, donde el minimalismo está siempre presente como expresión de la indudable africanía de la música cubana, como hubiera dicho Don Fernando Ortiz.

La cuarta y penúltima obra fue, Concierto para Trompeta del director y compositor clásico francés, Henri Tomasi, nacido en Marsella, Francia, el 17 de agosto de 1901 y muere en París, el 13 de enero de 1971. Esta composición fue creada en 1948 por encargo del Conservatorio Nacional Superior de Música y Danza de París, un detalle interesante es que ese concierto fue declarado “imposible de interpretar”. Sin embargo, el compositor demostró lo contrario en un concierto interpretado el 13 de noviembre de 1948 por la Orquesta de Radio-Hilversum. El solista de la obra fue nuevamente el intérprete español Fran Rivero.

Para el cierre se escogió el tema “My Way”, adaptación realizada en 1969 por Paul Anka de una canción francesa de 1967. Este hermoso y antológico tema, que cuenta con innumerables versiones en varios estilos e idiomas, ha sido interpretado instrumentalmente con especial lucimiento por los trompetistas que suelen aprovechar el amplio rango de su melodía para utilizar desde el registro grave hasta las notas más agudas del instrumento. En esta obra Fran Rivero mostro otra vez su talento.

Como ya se va haciendo costumbre el maestro Igor Corcuela, conversa con el público y da a conocer detalles relacionados con las obras, los intérpretes o los compositores, esto es algo que los asistentes siempre agradecen y en el criterio de este columnista es positivo para el público no especializado al permitirle aumentar sus conocimientos y lograr mayor disfrute estético de las funciones.

Etiquetas: - -