La Habana, Cuba. – Cuando en 1868, Carlos Manuel de Céspedes repicó la campana del ingenio Demajagua y liberó a los esclavos, Salvador Hernández Ríos y sus hermanos Ramón y Jesús se unieron a los insurrectos levantados en San Miguel de Guá; le seguían 50 hombres.
El manzanillero inició así 30 años de lucha por la independencia de la Patria en combates gloriosos de las guerras de los 10 años y la Necesaria y por sus méritos mereció el grado de Mayor General del Ejército Mambí.
Tres heridas marcaron el cuerpo de este hombre que peleó en las tropas de Bartolomé Masó, Jesús Rabí, Antonio Maceo, y llegó a ser Jefe de la Primera División del Segundo Cuerpo del Ejército Libertador en la guerra del 95.
El general Salvador Hernández Ríos, conocido como el “general de la costa”, había nacido el 28 de junio de 1842, en Manzanillo.
Estirpe insurrecta
Casado con Juana Paz, el Mayor General Salvador Hernández Ríos tuvo 4 hijos, quienes al estallar la Guerra de 1895, se unieron al padre en pos de la libertad.
Todos obtuvieron grados: Juan, teniente coronel; Ramón, comandante; Salvador, sargento primero; y Antonio, teniente, murió en San Luis, Oriente, combatiendo contra la dictadura de Gerardo Machado.
Finalizada la guerra, Salvador Hernández Ríos en la República trabajó como inspector de cárceles de la región de Oriente, y fue destituido por la segunda intervención norteamericana; presidió el Consejo de Veteranos de Manzanillo y fungió como inspector de Montes y Minas.
El Mayor General falleció el 23 de enero de 1925, en Santiago de Cuba, tras sufrir una embolia; fue sepultado en el cementerio Santa Efigenia con los honores de su investidura militar.