Carlos del Porto Blanco
Quería ser una aventurera hasta que un buen día descubrí que la literatura es una aventura”. Luisa Valenzuela.
Este párrafo ilustra la novela que esta semana traigo a la columna. Hay que sonreír, de la escritora argentina Luisa Valenzuela. “… Se sentó sobre el borde que quedaba libre y se puso a admirarle el cuerpo: tenía la gracia de un tigre que duerme.
Lo miró largo tiempo. Después se aburrió y empezó a estudiar su cajón que ya iba tomando forma […]. Me van a cubrir completamente.
Una lástima, porque mal formada que
digamos no estoy… pero no, nada de lástima, una bendición del cielo porque por fin podré trabajar con mi cabeza, sola, sin este cuerpo que se me metió de por medio para hacerme
problemas.
Clara. Hay que sonreír.” Hija de la escritora Luisa Mercedes Levinson, Luisa Valenzuela (Buenos Aires, 26 de noviembre de 1938) es una novelista, ensayista, cuentista y periodista argentina. Sus textos se caracterizan por su posicionamiento feminista y su
cuestionamiento de las opresiones del régimen dictatorial argentino, cuya censura la llevó, durante la década de los ochenta, a vivir exiliada en los Estados Unidos.
Entre suspublicaciones están Como en la guerra (1977), Novela negra con argentinos (1990), Cambio de armas (1982), Simetrías (1993) y Peligrosas palabras (2001).
La obra «Hay que sonreír» de Luisa Valenzuela, fue escrita en 1966, es un volumen sobre la resistencia cotidiana.
En ella se combina con sutileza lo personal y lo político en un relato cargado de tensión y reflexión.
Se ahonda en las complejidades de la vida bajo regímenes opresivos, el
silencio impuesto y la necesidad de mantener la esperanza a través de pequeños gestos diarios.
La novela fue escrita por Valenzuela durante una estancia en París, Francia, cuando contaba con 21 años,
En ésta, su primera novela, la mirada se ajusta en la periferia porteña de los años cuarenta del siglo XX, hacia la pobreza y la incapacidad de elección de sus personajes, sujetos fracasados y deprimidos, y hacia Clara, la protagonista, una joven ingenua arrastrada a la prostitución que va sin rumbo en búsqueda de la felicidad.
La narrativa se articula en torno a un personaje femenino que, en medio de un contexto social y político turbio,
intenta preservar su identidad y humanidad.
El título, Hay que sonreír, se convierte en una consigna irónica y a la vez
profundamente realista: una sonrisa puede ser tanto una máscara como un acto de rebeldía frente a la violencia y la censura.
La modernidad de una Buenos Aires que, al ritmo de los ferrocarriles, avanza hacia el progreso es el escenario que Clara encuentra a su llegada a la ciudad desde la
provinciana Tres Lomas.
Aunque por accidente llega a los
arrabales y no a Palermo como le habían sugerido, y por accidente también acaba siendo prostituta.
Este libro es una muestra más del agudo compromiso literario de Valenzuela, quien reivindica la resistencia desde lo pequeño y cotidiano. Hay que sonreír no solo interpela a los lectores sobre momentos dramáticos de la historia reciente latinoamericana, sino que también plantea preguntas
universales sobre el poder, la memoria y la dignidad humana.
Para quienes buscan una lectura intensa, emotiva y políticamente comprometida, Hay que sonreír es una novela imperdible que confirma a Luisa Valenzuela como una de las
voces más importantes de la narrativa contemporánea en español.