Carlos del Porto Blanco
Hace unos días en una reunión de amigos hablando de literatura, se mencionó un libro que se ha convertido en un clásico del campo del misterio, y me dio el pie para la columna de esta semana, la obra en cuestión fue “El Asesinato de Roger Ackroyd”, de la novelista británica Agatha Christie.
Sospecho de todo el mundo hasta el último minuto. Agatha Christie.
La escritora y dramaturga británica especializada en el género policial, por cuyo trabajo obtuvo reconocimiento a nivel internacional, Agatha Mary Clarissa Miller, nació en Torquay, Inglaterra, Reino Unido, el 15 de septiembre de 1890 y murió en Wallingford, Inglaterra, el 12 de enero de 1976), es conocida como Agatha Christie. A lo largo de su carrera, publicó 66 novelas policiales, seis novelas rosas y 14 cuentos —con el pseudónimo de Mary Westmacott—, además de incursionar como autora teatral en obras como La ratonera o Testigo de cargo.
La ratonera (en inglés The Mousetrap) es una obra de teatro perteneciente al subgénero de las novelas policiales. Se considera la obra teatral de mayor permanencia mundial en cartelera, pues se presentó en Londres en forma ininterrumpida desde 1952 hasta el 16 de marzo de 2020, cuando las representaciones teatrales tuvieron que interrumpirse debido a la pandemia de covid-19. Fue estrenada en 92 países y se calcula que hasta esa fecha fue vista por más de 60 millones de espectadores. La obra ha tenido numerosas versiones, tanto profesionales como de teatro aficionado.
En el panteón de las novelas de misterio, pocas obras han generado tanta admiración, controversia y discusión literaria como El Asesinato de Roger Ackroyd. Publicada en 1926, ese texto no solo consolidó el estatus de Agatha Christie como la «Reina del Crimen», sino que cometió el acto más audaz y brillante que un autor del género puede permitirse: reescribir las reglas del juego, por lo que recibió muchas opiniones y generó controversia. Se comercializaron 5000 copias en la primera tirada.
La historia se desarrolla en el apacible pueblo inglés de King’s Abbot, donde la vida transcurre con una monotonía solo alterada por los cotilleos. Esa tranquilidad se ve brutalmente interrumpida cuando la señora Ferrars se suicida, una viuda que ocultaba un oscuro secreto. Poco después, Roger Ackroyd, quien planeaba casarse con ella, es asesinado tras recibir una carta reveladora. Este es un hombre rico y respetado, cuya vida privada esconde más secretos de los que cualquiera podría imaginar, es encontrado apuñalado en su estudio. La lista de sospechosos es tan larga como la de personas a su alrededor: su familia, sus sirvientes, sus conocidos. Todos parecen esconder algo, y las pistas—una silla desplazada, un ruido de la mesa, la desaparición de un dictáfono—se acumulan formando un rompecabezas desconcertante.
Más allá del giro argumental, la novela brilla por su construcción meticulosa. Cada diálogo, cada gesto, cada silencio está colocado con precisión quirúrgica. Poirot, en uno de sus papeles más memorables, demuestra por qué es uno de los detectives más admirados de la ficción: no depende de golpes de suerte, sino del análisis riguroso de las contradicciones humanas. “Las pequeñas irregularidades”, como él las llama, son las que delatan la verdad.
Su final no solo sorprendió a los lectores contemporáneos, sino que provocó una pequeña conmoción en el círculo de escritores de misterio. Incluso miembros del influyente Detection Club, como Dorothy L. Sayers, elogiaron su ingenio, aunque algunos colegas tacharon el recurso de “injusto”. Christie, sin embargo, respondió con elegancia: “Un truco no es injusto si todas las pistas están ahí… solo que el lector no las ve”.
Tras su exitosa aparición en El Misterioso Caso de Styles, Hércules Poirot ha «retirado» a King’s Abbot para dedicarse al cultivo de las calabazas. Sin embargo, su aguda «materia gris» no puede resistir el desafío. La genialidad de Christie aquí es doble. Por un lado, nos devuelve a un Poirot en la cúspide de sus habilidades. Por otro, y ese es el golpe maestro, elige como narrador al doctor James Sheppard, el amable y discreto médico del pueblo, quien se convierte en el «Watson» de Poirot en esa investigación. Su tono es afable, preciso y aparentemente neutral. Pero es precisamente en esa voz aparentemente inocua donde reside la genialidad de Christie. A través de sus ojos, creemos ser testigos de toda la verdad.
Calificar esa novela simplemente como un «libro de misterio» es quedarse corto. Es un artefacto literario perfectamente construido que opera en varios niveles:
La Audacia Narrativa: la autora ejecuta uno de los giros más famosos—y más debatidos—en la historia de la literatura popular. Sin revelar nada, el final de la novela es un terremoto que no solo resuelve el crimen, sino que sacude los mismos cimientos de la relación entre el lector y el narrador. En 1926, ese desenlace fue revolucionario y, para algunos, controvertido, pero el tiempo demostró su brillantez. Es un giro que es justo, ya que todas las pistas están ahí, pero contado de una manera que desafía todas las expectativas.
Juego Limpio con el Lector: A pesar de su audacia, Christie juega limpio. Cada pista necesaria para resolver el caso está presente, escondida a plena vista entre los pensamientos y las observaciones del doctor Sheppard. La relectura es una experiencia reveladora, donde cada frase, cada omisión sutil, adquiere un nuevo y siniestro significado.
Un Estudio Psicológico: Más allá del enigma, la novela es un fino estudio de la naturaleza humana. Explora temas como el chantaje, el secreto, las apariencias y la desesperación que puede esconderse tras las fachadas más respetables. King’s Abbot es un microcosmos donde la respetabilidad es una máscara que todos se esfuerzan por mantener.
El Asesinato de Roger Ackroyd no es solo la novela que todo aficionado al género debe leer; es una lectura esencial para cualquier amante de la literatura inteligente y bien construida. Es el libro que catapultó a Agatha Christie a la leyenda y que sigue desafiando y sorprendiendo a nuevos lectores un siglo después.
Con una trama impecable, un ritmo magistral y un final que ha pasado a la historia, esa obra mantiene intacto su poder para fascinar y shockear. Una pieza cumbre del misterio que demuestra por qué, a veces, la verdad no solo es extraña, sino que está contada desde el lugar más inesperado. Le recomiendo le dedique un rato a leer esta novela y así se aleja un rato de las redes sociales digitales.
El libro puede ser descargado en: https://web.seducoahuila.gob.mx/biblioweb/upload/el-asesinato-de-roger-ackroyd.pdf