Artemisa ha dado hombres valerosos, entre ellos Ramón Pez Ferro, uno de los jóvenes que acompañó -a riesgo de perder la vida- las acciones del 26 de julio de 1953.
Apenas tenía 19 años cuando se colocó bajo el mando de Abel Santa María, quien tenía la misión de asaltar el Hospital Saturnino Lora y tomar posiciones en las ventanas que daban a la Carretera Central, a pocos metros del Cuartel Moncada.
Cuenta Pez Ferro que los muchachos que entraron al Saturnino Lora lucharon hasta agotarse la última bala y allí quedaron, atrapados por el cerco del ejército batistiano, sediento de venganza.
Los oficiales descargaron toda su furia en los asaltantes y aquella mañana de la Santa Ana se vistió de luto; solo tres sobrevivieron: Melba Hernández, Haydée Santamaría y el artemiseño Ramón Pez Ferro.
Asalto de amor, a 70 años del Moncada
Con casi 90 años de edad, sus piernas no pueden recorrer grandes distancias, aunque se muestra afectuoso si alguien organiza un asalto de amor a su casa del Vedado capitalino.
Ramón Pez Ferro es uno de los dos artemiseños, asaltantes al Cuartel Moncada, que aún vive para contar la historia, con la suerte de salir ileso de aquella masacre contra sus hermanos, quienes pagaron con sus vidas la furia de la tiranía batistiana.
El artemiseño ya estaba vinculado a la dirección del Partido Ortodoxo, creado por Eduardo Chibás, y distinguía por su participación en protestas estudiantiles y otras acciones revolucionarias.
Cuando llegó el momento de partir a Santiago de Cuba, Pez Ferro era apenas un muchacho de 19 años, pero no se arrepiente; lo expresaron sus ojos húmedos por el recuerdo de tantos caídos.