La Habana, Cuba. – La noticia al minuto, eso es Radio Reloj. Los radioescuchas habaneros quedaron sorprendidos aquel 1ro de julio de 1947 cuando, a las 6 de la mañana, escucharon un sonido continuo, similar al tic-tac de un reloj, que servía de fondo a la transmisión de la hora y las noticias cada minuto, intercaladas entre anuncios comerciales.

El estudio de la nueva planta estaba ubicado en la azotea del edificio de la CMQ, en Monte y Prado, La Habana Vieja.

En sus inicios y durante varios años, Radio Reloj solo tuvo alcance provincial; primero transmitía de 6 de la mañana a 12 de la noche aunque, tres años después, cubrió las 24 horas.

La creación de Radio Reloj se debió a Gaspar Pumarejo, uno de los colaboradores de mayor confianza del magnate Goar Mestre y director artístico de la CMQ.

Radio Reloj reportando

Dos meses y medio después de su inauguración, el 15 de septiembre de 1947, Radio Reloj transmitió continuos flashes sobre un tiroteo entre dos grupos de la policía nacional en una casa de la calle Orfila, en Marianao.

Una de aquellas notas comenzaba diciendo: ¡Radio Reloj reportando! Durante unas tres horas se informó en detalles lo que la historia asentó luego como La Matanza de Orfila o Los sucesos de Orfila.

Aproximadamente a las 2 y 30 de la tarde de aquel día, esta emisora saltó al primer plano de la popularidad para adelantarse a todos los noticieros radiales de entonces.

El público creó el hábito de buscar la noticia en la nueva planta a cualquier hora y marcó un estilo para llamar la atención de los oyentes con el conocido ¡Radio Reloj reportando! que aún identifica el quehacer informativo contemporáneo.

Asalto a la historia

El asalto al Palacio Presidencial y la toma de Radio Reloj por el Directorio Revolucionario, el 13 de marzo de 1947, conmocionaron a la opinión pública y vincularon aún más a la emisora con la historia nacional.

Uno de los protagonistas de aquellos hechos, Faure Chomón Mediavilla, jefe de acción del Directorio, ofreció amplio testimonio.

Subrayó que la única forma de hacer lo que querían era mediante un asalto armado, para evitar que la eventual represión se dirigiera contra los trabajadores. Pese a que fue obstruida, la alocución de José Antonio Echeverría fue escuchada por el pueblo.

Aquella expresión de ¡Pueblo de Cuba, cubanos que me escuchan!… quedó como una exhortación al combate por la Patria, sentenció el finado Comandante de la Revolución.