Carlos del Porto Blanco
Grande es la palabra cuando cabalga la razón. Penetra entonces más que la más larga espada. José Martí.
En la obra literaria de José Martí la poesía juega un papel fundamental. Sin embargo, en otros géneros literarios también brilló con luz propia. Un ejemplo de esto son las “Escenas norteamericanas”, cuya publicación comenzó a principio de la década de los 80 del siglo XIX en varios periódicos latinoamericanos. Muchas de esas crónicas, si se despojan de algunos aspectos muy dependientes de la fecha mantienen su valor. Si se elimina del escrito algún personaje, una situación política u otro hecho, quedan textos literarios de gran calidad. Esta es otra de las manifestaciones del Misterio de Martí, ¿Por qué se siguen leyendo esos textos 130 años después de ocurridos los hechos que en esas crónicas se cuentan?
Durante su estancia en los Estados Unidos, Martí, dedicó una parte de su tiempo durante casi 15 años al periodismo. El 5 de septiembre de 1881 el diario caraqueño La Opinión Nacional publica un escrito titulado “Carta de Nueva York”, que apareció firmado por “M. de: Z.”, una rúbrica nunca antes aparecida en esa publicación. Debajo del título se añadía “(De nuestro corresponsal)”, con lo cual se aclaraba que el redactor residía en la gran urbe estadounidense. No fue hasta cuatro meses después, en que la crónica fechada el 24 de diciembre y publicada el 7 de enero de 1882, ya aparece firmada por José Martí. Fue la décimo quinta que aparecería en ese periódico.
No se conoce porque Martí ocultó su nombre en esos primeros escritos ¿Estaría preocupado por los problemas que podría provocarle el presidente Antonio Guzmán Blanco, quien había decretado desde el mes de julio su salida inmediata de Venezuela? ¿O el receloso era el propietario y director del diario, Fausto Teodoro de Aldrey?, un español que hizo carrera en el periodismo venezolano. Lo que sí está verificado es que aquellas extensas crónicas acerca de la vida estadounidense atrajeron de inmediato la atención de los lectores.
En esos textos, Martí hace un estudio minucioso de la sociedad estadounidense en varias de sus facetas y al mismo tiempo pone de manifiesto su madurez literaria. Eso lo convierte en uno de los iniciadores de lo que después se conocería como el modernismo hispanoamericano. La riqueza expresiva, el peso de la imagen no solo descriptiva sino como base de su razonamiento, su sorprendente y manifiesta creatividad en el uso de la lengua española mediante muchos neologismos, la capacidad de interrelacionar el discurso analítico con la descripción de sugerente exactitud, el balance entre la información de actualidad, la narración de sucesos y procesos sociales, el uso eficaz del diálogo son elementos que hacen de su ejercicio original del llamado periodismo moderno un notable y singular caso de estudio de unidad entre periodismo y literatura.
Esos rasgos que caracterizan desde su comienzo en La Opinión Nacional a las “Escenas norteamericanas” explican el gran impacto de esos textos en el mundo hispanohablante y que su creador haya sido ampliamente leído, admirado y que lo continúa siendo, aún en nuestra época. Esas crónicas ayudan a comprender a los Estados Unidos, sus costumbres, su psicología social y su personalidad colectiva hasta nuestros días. Algo vital en los días que corren.
Esos escritos de 1881 y 1882 abarcan durante los primeros meses dos grandes temas íntimamente relacionados: la muerte del presidente James A. Garfield y el largo proceso judicial contra su asesino Charles J, Guiteau. Pero, también aborda Martí las luchas entre los poderes del estado; los festejos de fin de año y las fiestas de pascua; las muertes de dos escritores imprescindibles para él, Emerson y Longfellow; además del centenario de la Batalla de Yorktown que dio la independencia a las Trece Colonias. Martí no deja de comentar desastres como el desbordamiento del río Mississippi, la temporada invernal, las competencias de caminadores, las luchas políticas, la visita del escritor inglés Oscar Wilde, un encuentro de boxeo por un premio, el rechazo a la inmigración china, huelgas obreras, mujeres sufragistas, y de personalidades como el industrial y reformador social Peter Cooper, el orador negro Henry Garnet y la cantante Adelina Patti.
Esos temas indican la casi infinita curiosidad de Martí, unido a su visión crítica y poder de análisis sobre la realidad de los Estados Unidos, que se escalaría a un nivel superior a partir de 1884, cuando abandona su colaboración con La Opinión Nacional y comienza a escribir para diarios de Buenos Aires y de México.
La lectura de las “Escenas Norteamericanas” nos brindan la mirada de la sociedad estadounidense que tuvo un agudo observador. Algo que como vecinos de ese gran poder debemos conocer y valorar a la luz de la contemporaneidad, porque lo que se es, viene de lo que se fue.
Es llamativo que no exista, o por lo menos yo no lo conozco y las indagaciones que he hecho lo ratifican, un volumen que agrupe estos textos. Deben rastrearse en las obras completas u otros textos publicados, tiro el guante.