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La Habana, Cuba. – El libro “La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre” de la investigadora canadiense Naomi Klein, se publicó por la editorial cubana Ciencias Sociales en el año 2009 y es el que comentaré en esta entrega. Considero que es un título muy útil para tratar de interpretar el accionar del capitalismo supranacional en los tiempos que corren.

Naomi Klein tiene un doctorado honoris causa en derecho por la universidad de King´s College de Nueva Escocia, se le considera una de las periodistas de investigación más influyentes en el campo de la globalización y sus efectos en la cultura de masas.

La idea central del volumen se resume muy bien en un exergo que la autora coloca en la Introducción del mismo, es un extracto de la doctrina militar de la guerra contra Iraq, Shock and awe: Achieving rapid dominance. éste dice “Del Shock y la conmoción surgen miedos, peligros y destrucciones inaprensibles para la mayor parte de la gente, para elementos y sectores específicos de la sociedad de la amenaza, o para los dirigentes. La naturaleza, bajo la forma de tornados, huracanes, terremotos, inundaciones, incendios descontrolados, hambrunas y epidemias también pueden generar estados de shock y de conmoción”.

Un ejemplo del funcionamiento de la doctrina del shock la da el congresista republicano estadounidense Richard Baker de New Orleans cuando planteó a un grupo de lobistas a raíz del huracán Katrina “por fin hemos limpiado New Orleans de los pisos de protección oficial. Nosotros no podíamos hacerlo, pero Dios sí”.

El núcleo de conceptos en que se basa esta Doctrina fueron definidos por el economista estadounidense y premio Nobel de economía en 1976, Milton Friedman, a quien se considera una de las principales figuras del Neoliberalismo. Las ideas de este académico se llevaron a la práctica gracias al dictador chileno Augusto Pinochet quien aplicó meticulosamente las tres guías del shock después del golpe de estado. La primera etapa es una catástrofe social, natural o militar, cuando las personas están en shock por esa situación y les cuesta reaccionar, se pasa al segundo paso, el paquetazo económico y por último cuando los ciudadanos se resisten, se aplica al tercer paso, la represión, la cárcel, la tortura y el asesinato.

La primera parte del texto aborda los experimentos psiquiátricos llevados a cabo por la Agencia Central de Inteligencia, CIA, de los Estados Unidos en los años 50 del pasado siglo. Esta institución desarrolló el proyecto KKUltra, que tenía como objetivo romper la voluntad de los prisioneros sospechosos de comunismo y con esas técnicas basadas en shocks eléctricos se torturó a personas de Guatemala a Vietnam, de Honduras a Irán y de Filipinas a Chile.

El texto trata como la maduración del pensamiento económico de Friedman, se va dando en paralelo a los destrozos de la CIA en Brasil e Indonesia, los casos de estudio en las primeras implementaciones de las teorías del académico, posteriormente el Chile de Pinochet, la Argentina de Videla, también se muestra el espaldarazo dado por el presidente estadounidense Ronald Reagan y la premier británica Margaret Thatcher.

Tomando como base el viejo principio expresado por Maquiavelo en su obra Príncipe, que dice “aprovechar la oportunidad y presentar todos los males a la misma vez para lograr conmover al adversario” y convertirlo subconscientemente en sujeto dúctil a la manipulación, la autora desenmascara y analiza el proceso que facilita la instauración de la doctrina neoliberal.

Presentado de manera inteligente, atractiva, conmovedora y fundamentado en un sólido trabajo de investigación, la autora pone a consideración del lector cubano la insensatez que avala el auge del capitalismo desastre. Todo está documentado con una vasta cantidad de citas bibliográficas.

Se dedican varios capítulos, y en mi criterio es de los mayores valores del libro, a ilustrar como se aplicó la doctrina de Shock en Bolivia, Polonia, China, Sudáfrica, Rusia, Canadá, Iraq, Sri Lanka, Estados Unidos y otros países. Por la fecha de publicación del libro no se mencionan los casos de Haití, Libia, Siria y Yemen, de ojalá, la autora no los deje pasar por alto

Cierro con el último párrafo de la introducción, “los creyentes de la Doctrina del Shock están convencidos de que solamente una gran ruptura -como una inundación, una guerra o un ataque terrorista -puede generar el tipo de tapiz en blanco, limpio y amplio que ansían. En esos periodos maleables, cuando no tenemos un norte psicológico y estamos físicamente exiliados de nuestros hogares, los artistas de lo real sumergen sus manos en la materia dócil y dan principio a su labor de remodelación del mundo”.