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La Habana, Cuba. – Durante más de medio siglo, las persecuciones financieras estadounidenses han estado dirigidas a frenar los créditos, las inversiones extranjeras directas y la inserción cubana en la economía mundial.

Los investigadores coinciden en que si esa injusta política recrudecida desapareciera el comercio de Estados Unidos con Cuba aumentaría, y algunos de los cambios inmediatos serían en las esferas del turismo, el sector energético y la inversión extranjera.

Las leyes Torricelli y Helms Burton, la usurpación de marcas y nombres comerciales de productos líderes cubanos, así como la inclusión a Cuba en el listado de países promotores de terrorismo son ejemplos del recrudecimiento de las medidas del bloqueo estadounidense a la Isla por más de seis décadas.

Lo que no puede perdonar el imperialismo

En pocos días se votará en la ONU la resolución de Cuba contra el bloqueo impuesto por Estados Unidos hace más de medio siglo.

Sin dudas, en noviembre próximo el consenso mundial volverá a condenar en Naciones Unidas la coercitiva medida que el gobierno de Joe Biden no solo ha mantenido intacta, sino que la recrudece cada día acarreando millonarias pérdidas a la economía nacional y cuantiosos daños a la Salud Pública y otros sectores.

Porque lo cierto es que el pueblo cubano mantiene la entereza del primer día del triunfo de 1959, aunque haya  tenido que vencer obstáculos, abusos, arbitrariedades, violaciones y  perjuicios por causa de la guerra sucia de Estados Unidos.

Y precisamente es lo que no pueden perdonarnos, como expresó Fidel, que hayamos hecho una Revolución Socialista en las narices del imperio.