Carlos del Porto Blanco
Nunca rompas el silencio si no es para mejorarlo. Ludwig van Beethoven
El concierto de la Orquesta Sinfónica Nacional del 30 de marzo se celebró en su sede habitual, la Sala Covarrubias del Teatro Nacional de Cuba. Esta vez el espectáculo tuvo una connotación especial, se realizó el acto oficial en el que el Maestro Igor Ernesto Corcuera Cáceres, asumió la dirección titular de la agrupación musical.
El Maestro concertista José Manuel Molina interpretó, fuera de programa, una versión de la Pavana del compositor francés Gabriel Fouré para guitarra como pieza inicial del concierto. Posteriormente la presidenta del Instituto Cubano de la Música, Indira Fajardo, al usar de la palabra, realizó un recuento de la trascendencia de la Orquesta Sinfónica Nacional para la cultura nacional, desde su creación en 1959 y de su antecesora, la Orquesta Filarmónica de La Habana. Como parte de su exposición recuerda a algunos de los músicos que tuvieron el privilegio de dirigir a esa agrupación.
El ministro de cultura, Alpidio Alonso Grau hace entrega al nuevo director de la batuta oficial que lo consagra como tal. La directora del Teatro Nacional, Nereyda López Labrada otorga a Igor la condecoración por el 65 aniversario del Teatro. A continuación, el destacado músico Nachito Herrera se muestra un videomensaje al nuevo director deseándole éxitos. Para concluir el nuevo director expresó su agradecimiento a los músicos de la Orquesta por haber decidido que fuera él quien los dirigiera, y que por primera vez el acto de asumir esa responsabilidad se hiciera de esta manera.
El programa escogido para este concierto se conformó con tres piezas: Pavana en Fa sostenido menor, opus 50 de Gabriel Urbain Fauré, la Sinfonía española para violín y orquesta, opus 21 y la Sinfonía número 3 en Mi bemol mayor, opus 55, Eroica, de Ludwig van Beethoven.
El compositor, pedagogo, organista y pianista francés Gabriel Urbain Fauré (12 de mayo de 1845/4 de noviembre de 1924) se considera uno de los compositores franceses más destacados de su generación y su estilo musical influyó en muchos compositores del siglo XX. Entre sus obras más conocidas destacan la “Pavana”, el “Réquiem”, los nocturnos para piano y las canciones “Après un rêve” y “Clair de lune”. Aunque sus composiciones más conocidas y accesibles para el gran público son generalmente las de sus primeros años, Fauré compuso gran parte de sus obras más apreciadas por los críticos al final de su carrera.
La Pavana en Fa sostenido menor, opus 50, es una composición para orquesta y coro opcional escrita en 1887. De ritmo pausado, la obra evoca la pavana, danza del siglo XVI que se bailaba en la corte española. La pieza se caracteriza por la elegancia de la melodía y la armonía propias del compositor francés. La obra fue compuesta para una formación orquestal modesta. El estreno tuvo lugar el 25 de noviembre de 1888 en los Conciertos Lamoureux. La versión coral fue estrenada tres días más tarde por la orquesta de la Sociedad Nacional de Música. Según señala el maestro José Manuel Molina, en el programa de mano, la obra se estrenó en Cuba en el Teatro Nacional, hoy Gran Teatro Alicia Alonso, el 26 de abril de 1925 a cargo de la Orquesta Filarmónica de La Habana.
Una vez concluida la obra, el Director felicita por su desempeño a los titulares de flauta, oboe, fagot y clarinete, así como a la sección de los violoncellos.
El violinista y compositor francés Édouard-Victoire-Antoine Lalo (27 de enero de 1823 / 22 de abril de 1892), es el autor de la Sinfonía española para violín y orquesta, opus 21, en Re menor, es una obra para violín y orquesta escrita en 1874 y fue dedicada al violinista español Pablo de Sarasate. Éste la estrenó el 7 de febrero de 1875 en un Concierto Colonne celebrado en el Teatro Chatelet de París, según nos señala, Molina.
Oficialmente considerada sinfonía, la obra incluye motivos españoles (ya que el autor tenía ascendencia española) presenta una estructura híbrida: es, en su mayor parte, un concierto y en parte, también, una romanza alemana. Se creó en una época en la que los ritmos latinos estaban en boga. Carmen, la ópera de Georges Bizet, se estrenó un mes después.
Al concluir la pieza la violista greco-germana Danae Papamattäou – Matschke, invitada para la interpretación, fue muy aplaudida.
El compositor, director de orquesta, pianista y profesor de piano alemán Ludwig van Beethoven (16 de diciembre de 1770/26 de marzo de 1827), tiene un legado musical abarca, cronológicamente, desde el Clasicismo hasta los inicios del Romanticismo. Es considerado uno de los compositores más importantes de la historia de la música y su legado ha influido de forma decisiva en la evolución posterior de este arte.
Se valora que es el último gran representante del clasicismo vienés (después de Christoph Willibald Gluck, Joseph Haydn y Wolfgang Amadeus Mozart), Beethoven consiguió hacer trascender la música del Romanticismo, influyendo en diversidad de obras musicales del siglo XIX. Su arte se expresó en numerosos géneros y aunque las sinfonías fueron la fuente principal de su popularidad internacional, su impacto resultó ser principalmente significativo en sus obras para piano y música de cámara.
Su producción incluye los géneros pianísticos (treinta y dos sonatas para piano), de cámara (incluyendo numerosas obras para conjuntos instrumentales de entre ocho y dos miembros), concertante (conciertos para piano, para violín y triple), sacra (dos misas, un oratorio), lieder, música incidental (la ópera Fidelio, un ballet, músicas para obras teatrales), y orquestal, en la que ocupan lugar preponderante Nueve sinfonías.
La Sinfonía número 3 en Mi bemol mayor, opus 55, conocida como Eroica, fue compuesta entre 1802 y 1803. La partitura se dedicó al príncipe Joseph Franz von Lobkowitz. Inicialmente, el dedicatario iba a ser Napoleón Bonaparte, pero el compositor borró su nombre de la partitura cuando se enteró de que el militar y estadista se había autoproclamado emperador
La composición de esta obra se planeó en otoño de 1802 en Heiligenstadt, se inició entre mayo y junio de 1803; y fue terminada quizás en otoño de 1803 o a principios de 1804. La mayor parte del trabajo se desarrolló en 1803, durante su estancia en Oberdöbling, sobre la colina ubicada junto a Heiligenstadt. Algunos de los primeros borradores datan del otoño de 1802, pero es posible que no fueran más que ideas iniciales incompletas. A principios de 1804 ya había introducido los últimos cambios, adiciones y adaptaciones.
El manuscrito autógrafo original no se conserva. En la biblioteca de la Sociedad de amigos de la música de Viena se custodia una copia de la partitura con las notas y observaciones manuscritas de Beethoven, incluido el famoso tachado de la dedicatoria a Napoleón en la portada. El estreno público se celebró el 7 de abril de 1805 en el Teatro de Viena con el compositor a la batuta. La Eroica fue la primera sinfonía de Beethoven que se interpretó en París, por parte de la Sociedad de Conciertos del Conservatorio en marzo de 1828, un año después del fallecimiento del compositor.
Al concluir la ejecución de esta pieza monumental, el Director felicita a los titulares de oboe, flauta, a los tres ejecutantes de las trompas, clarinete, fagot, trompetas, la sección de los violoncellos, los contrabajos y a la concertino Desirée Justo. Fue un hermoso concierto que da inicio a una nueva etapa la Orquesta Sinfónica Nacional. Su nuevo y joven director dispone de talento y motivación para asumir la responsabilidad. Entonces solo queda decir como Antonio Machado, “Caminante se hace camino al andar”, Bon voyaje.