La Habana, Cuba. – Con 89 años y pareciera que el tiempo por él no pasa. ¿Será acaso porque ha dedicado la mayor parte de su vida a esta, la emisora de la hora y las noticias?
Lo cierto es que Ibrahim Aput tiene en Radio Reloj una gran historia, que trasciende incluso las fronteras de una cabina para esparcirse por todo el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), del que es fundador y hoy está de aniversario.
Recuerda entonces con añoranza los inicios en el organismo, y cómo se sumó al entusiasmo que imponían las transformaciones del momento. Y por aquí, el edificio que pronto también sería su casa, siguió el camino que lo ha conducido hasta hoy.
Siempre permanecí en el ICRT, ha sido mi vida, asevera el Premio Nacional de Radio, Ibrahim Aput.
El profesor Aput
Ibrahim Aput es de esas personas que dan vida al Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), hoy en sus 57 años de fundado. Por ello, sigue junto a él, ahora como el profe de las generaciones más jóvenes, porque -afirma- la misión es transmitir el conocimiento acumulado, formar a los que inician, garantizar la continuidad.
En ese sentido, recomienda dotar a la programación de radio y televisión de los contenidos culturales que necesitan las audiencias. No recargarlos de música sin un mensaje educativo. Otra vez reitera la idea de estudiar mucho, y aprender más cada día, pues -expresa- un locutor sin cultura es como un cuerpo sin brazos.
Y entonces mira al telepronter de la cabina de Radio Reloj y empieza a leer las noticias, como si lo hiciera en vivo. Se detiene, alza la mirada y asegura: en el ICRT estaré mientras tenga gasolina.
Cuanta tristeza al conocer la noticia. Ibrahim fue mi Padre en la Radio, mis respetos y admiración nunca serán suficientes. Desde que yo era pequeño y di mis primeros pasos frente al micrófono él siempre estuvo ahí guiandome, enseñandome el arte de la locución y yo me sentia bendecido, orgulloso de que fuera mi maestro. Nunca lo olvidaré, no podré hacerlo, cada vez que estoy frente al micrófono siento su voz, sus matices, sus sanos regaños. Mi mayor alegría en la Radio fue compartir micrófono con él en la cabina de Reloj, él siempre depositó mucha confianza en mí y yo siempre lo admiré. Adios Maestro, a muchos locutores formaste dejando saber que la Radio más que una profesión, nos llena el Alma. Descansa en paz, nosotros te llevamos en el corazón.