La Habana, Cuba. – Documentos desclasificados en Washington confirman que ya desde el verano de 1959, la administración estadounidense inició su política de agresiones contra la naciente Revolución Cubana.
Y en marzo del 60, el entonces mandatario Dwight Eisenhower dio luz verde a un programa de acción encubierta propuesto por el Departamento de Estado y la CIA, que autorizaba ataques piratas aéreos y el apoyo directo a grupos contrarrevolucionarios dentro de Cuba, incluido el bandidismo armado.
La escalada de acciones hostiles también alentó la realización de sabotajes. Así fue con el barco La Coubre, que explotó en el puerto habanero.
Así fue con el incendio provocado en la tienda El Encanto, la preferida por la burguesía por la elegancia y exclusividad de sus mercancías, que quedó reducida a escombros el 13 de abril de 1961.
Valerosa Fe
Un empleado de la tienda El Encanto, de la habanera calle Galiano, cumplió con la encomienda de activar dos petacas preparadas con explosivo plástico C-4, ocultas entre rollos de tela.
Poco después del cierre del establecimiento estalló un fuego devorador. Una de sus trabajadoras, Fe del Valle, miliciana y federada, desafió aquel infierno para intentar recuperar un dinero destinado a crear un círculo infantil.
Entre los escombros de paredes y vigas de acero retorcidas se encontró su cuerpo calcinado. Fotos e imágenes de la época registraron el momento en que el fuego hizo colapsar la edificación. Poco quedó en pie.
Apenas un fragmento de la fachada, que preservó intactos el nombre de El Encanto y otra inscripción debajo, con una sola palabra: Nacionalizado, y dos banderas cubanas. Aquel acto criminal vaticinaba otros golpes, pero Cuba estaba lista para encararlos.