La Habana, Cuba. – Quiso el bregar de la Revolución que Cuba conociera a aquella mujer de apariencia frágil, en quien Fidel depositó ilimitada confianza desde que probó su capacidad en la organización del núcleo insurreccional en la Sierra Maestra.

Celia Sánchez, toda coraje, energía y sensibilidad, entró para siempre en la historia de Cuba. Su pueblo recuerda su nacimiento -hace hoy 101- años en Media Luna. Y vuelve a verla en lo más alto del Pico Turquino, junto a su padre y la escultora Jilma Madera, colocando allí el busto de José Martí.

Y vuelve a sentirla guerrillera. Y la imagina incansable, exigente, cuidadosa de cada detalle por preservar el patrimonio documental de la Revolución y por contribuir a levantar obras plenas de belleza, donde se advierte su huella.

A fuerza de ejemplo se nos hizo entrañable. Celia sigue estando entre los imprescindibles en cada batalla de la patria.