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Villa Clara, Cuba. – Camilo Cienfuegos, a quien el pueblo bautizó con el nombre del Señor de la Vanguardia, estuvo estrechamente vinculado con la Campaña de Las Villas por su protagonismo al frente de la columna invasora Antonio Maceo en la misión de extender la guerra al centro de Cuba.

Mientras el Che cumplía similar encomienda en el Escambray, Camilo y las tropas bajo su mando acrecentaban los combates al noreste de esa provincia con la toma de los poblados de Mayajigua y Zulueta, la rendición del cuartel de Guayos y la liberación de Cabaiguán.

El 24 de diciembre de 1958 caía Yaguajay, y el 31 de diciembre del propio año se rindieron los soldados refugiados en el cuartel de esa localidad.

Sus hazañas, unidas a las del Che en la ciudad de Santa Clara, contribuyeron al triunfo definitivo de la Revolución cubana.

Un ejemplo que inspira a las nuevas generaciones

A 63 años de su desaparición física, recordamos a Camilo Cienfuegos como el hombre de carácter afable y el héroe de la sonrisa franca.

Para quienes no vivimos los primeros años de efervescencia revolucionaria, la historia se ha encargado de dignificar su figura para que perdure en las nuevas generaciones.

Más allá de su condición de estratega brillante en el combate, cuyas hazañas fueron decisivas en la victoria del Ejército Rebelde, el pueblo cubano lo seguirá identificando por las virtudes que lo acompañaron en su corta pero fructífera vida.

Su coraje, honestidad, patriotismo y fidelidad a la causa revolucionaria se ha convertido en ejemplo para las nuevas generaciones que cada 28 de octubre ofrenda flores a Camilo, un héroe que sigue vivo en la memoria colectiva.