Carlos del Porto Blanco
La música es la armonía del cielo y de la tierra. Yuel-Ji.
El viernes 11 de julio se presentó en la sala Argeliers León, cita en E entre 15 y 17, El Vedado, el dúo Brillance; esa agrupación musical está integrado por la pianista María del Henar Navarro y el saxofonista Aliet González. El programa de esa tarde se concibió como acto de bienvenida a un ser que está por nacer, Mateo, el hijo del saxofonista del grupo. El concierto recorrió distintas épocas y estilos, los pasajes sonoros fueron desde la serenidad otoñal hasta el juego rítmico, desde la danza antigua hasta la nostalgia lírica.
El programa de mano expresa que la primera pieza fue, Impressions dautomne del compositor y director de orquesta francés Andre Caple (23 de noviembre de 1878/22 de abril de 1925) fue una figura importante en la vida musical de principios del siglo XX. Amigo y colaborador de Debussy. Tenía un fuerte sentimiento religioso, compuso obras principalmente para la voz. Impressions dautomne, muestra la quietud del otoño cobra vida en esa obra introspectiva y evocadora. Se logra una paleta tímbrica sutil y envolvente, donde el saxofón canta como una hoja llevada por el viento. Es una música contemplativa, ideal para abrir la puerta al mundo interior.
La segunda obra fue Tableux de Provenza de la compositora francesa de música para teatro, ballets, obras orquestales, música de cámara y piezas para piano, Paule Maurice (29 de septiembre de 1910/18 de agosto de 1967). Esta composición consta de cinco estampas que celebran el sur de Francia con colores brillantes y alma popular; desde una farándula danzante hasta una melancólica canción de amor, esa suite para saxofón y piano es un retrato lleno de emociones simples y juego musical. Cierra con la simulación de un abejorro juguetón, símbolo de la vida que zumba a nuestro alrededor.
La tercera pieza fue Etudes pour saxophone et piano, opus 165, del compositor, profesor de música y musicógrafo francés Charles Koechlin (27 de noviembre de 1867/31 de diciembre de 1950). Este autor amante de los nuevo y defensor de lo inusual, escribió estos estudios no solo para enseñar, sino para explorar. Cada pieza es un micro-universo, una idea musical que se despliega con delicadeza y profundidad. En ellas el saxofón muestra su voz más humana: a veces sonadora, a veces inquieta, siempre genuina.
A continuación, se interpretó Sonata a dúo en Do mayor del violinista y compositor francés del Barroco, Jean Marie Leclair (10 de mayo de 1697/22 de octubre de 1764). Originalmente escrita para dos violines, la versión para saxofones revela su lado cálido y cantable, como un dialogo entre dos voces que se persiguen, se imitan y se abrazan. Una danza elegante entre equilibrio y fantasía.
La penúltima obra fue: Divertissement pastoral del compositor francés Eugène Joseph Bozza (4 de abril de 1905/28 de septiembre de 1991). Es una postal del campo francés, se evoca con maestría una escena serena donde los instrumentos dialogan como dos amigos en un claro del bosque. La música fluye con sencillez y profundidad, perfecta para acompañar el despertar de los sentidos en un niño pequeño.
Y se cierra el concierto con Scaramouche, opus 165b del compositor, director de orquesta y profesor francés Darius Milhaud (4 de septiembre de 1892/22 de junio de 1974). Para cerrar una fiesta esta obra es ritmo, color y picardía. Ecos de samba y teatro, invitan a jugar, reír y moverse. El saxofón baila entre sincopas y melodías chispeantes hasta desembocar en una explosión de alegría. Porque la música también es celebración.
Fue un lindo concierto, interpretado por una agrupación de excelencia que merece más divulgación en sus presentaciones. Cuando los vea programados, asista, pasará un buen rato acompañado por buena música.