El suceso se produjo en la Sociedad Real de Lyon 

La habana, Cuba. – El polímata francés Jean-Pierre Christin, nace en Lyon, Francia, el 31 de mayo de 1683 y muere de neumonía en la misma ciudad, el 19 de enero de 1755, es conocido por idear en 1743 el primer termómetro de mercurio con la escala centígrada utilizada en la actualidad, basada en las temperaturas de los puntos de congelación y de ebullición del agua a nivel del mar.

En 1743 crea el “termómetro de Lyon”, a base de mercurio y con su nueva escala termométrica de grados centígrados, que cuenta con los valores de 0 grados para indicar la temperatura en la que el agua llega a su punto de fusión y de 100 grados en la que alcanza su punto de ebullición.

Los primeros termómetros utilizados en Lyon estaban hechos según las indicaciones de René Antoine Ferchault de Réaumur. Tras experimentar, Christin considera que el termómetro de mercurio es preferible al de alcohol y se pronuncia a favor de su instrumentación en una conferencia del 13 de junio de 1740.

Repara en la idea de la división centesimal cuando, en su investigación, observa que una cantidad de mercurio vertida en un tubo de ensayo, primero condensada por el frío de hielo picado y luego dilatada por el calor de agua hirviendo, traslada su volumen de 66 a 67 partes del tubo y las representa como 6600 y 6700 partes. Al registrar el mercurio dilatado en cien partes, encuentra natural dividir en cien centésimas el espacio recorrido, toda vez que esas nuevas unidades, más pequeñas que las de Réaumur, estarían más en armonía con las sensaciones causadas por las variaciones de la temperatura.

Tras esto, confía a Pierre Casati, maestro vidriero de Lyon de origen italiano, la fabricación de los primeros termómetros de mercurio en manejarse con esa escala y denomina a ese producto “termómetro de Lyon”.

El 19 de mayo de 1743 presenta su termómetro de Lyon en la Sociedad Real y, a lo largo del año, lo da a conocer a través de varias publicaciones periódicas. Para 1746 Casati logra vender 700 termómetros originales en París y casi la misma cantidad en Provenza y el Delfinado —entiéndase según el contexto demográfico, social, etc—. Los lioneses instalan la escala en Francia, donde se refieren a su graduación como la del termómetro de Lyon. Aun así, el sistema de Réaumur prevalece en tiempos prerrevolucionarios.

También llegan a exportarlos a Londres, donde la escala se generaliza bastante. Uno de esos se conserva en el Museo de Ciencias de Londres en la actualidad. En el año 1794 la Comisión de Pesos y Medidas de la Convención Nacional francesa oficializa su utilización: “El grado termométrico será la centésima parte de la distancia entre la temperatura del hielo y la del agua hirviendo».

Francia expande su implementación a varios países junto con el Sistema Métrico, mayormente por las conquistas napoleónicas y, luego, por la Convención del Metro.

En 1948 la Conferencia General de Pesos y Medidas decide nombrar la unidad termométrica como “grado Celsius” —°C y redefine la escala considerando el punto 0 como 0.01 grados por debajo del punto triple del agua —por ser más exacto que el de su fusión y considerando que no modificaría la escala y en 1954 precisa este último punto a los 273.16 kelvin —de igual magnitud que los °C.

Actualmente la unidad resultante forma parte del Sistema Internacional de Unidades —creado por la CGMP en 1960 en reemplazo del Sistema Métrico— como derivada. Su uso es de carácter popular, se la emplea principalmente para comunicar el clima y para medir la temperatura corporal.

A pesar de sus variaciones, la denominación de “grado centígrado” sigue siendo aceptada —también es habitual en los países donde la graduación es de uso oficial que simplemente se mencione como “grado” o se escriba su símbolo [º] cuando se entiende que la referencia es a la temperatura y la escala suele ser explicada según sus antiguos parámetros.