Se extingue definitivamente la subespecie de cebra cuaga, el último ejemplar, que vivía en cautividad en el zoológico de Ámsterdam, Países Bajos, muere.
La cuaga o quagga (Equus quagga quagga) es una subespecie extinta de cebra común (Equus quagga). El último cuaga superviviente conocido murió en el Zoológico de Ámsterdam en 1883.
El color de la cabeza, el cuello y las partes superiores del cuerpo era marrón rojizo, con bandas irregulares y marcadas con rayas de color marrón oscuro, más fuertes en la cabeza y el cuello y gradualmente se desvanecían hasta perderse detrás del hombro. Había una amplia franja dorsal mediana oscura. La superficie inferior del cuerpo, las patas y la cola eran casi blancas, sin rayas. La cresta era alta, coronada por una melena erguida, con bandas marrones y blancas. Esas diferencias tan grandes en cuanto a coloración condujeron a que fuera descrita inicialmente (1788) como una especie aparte.
Las cuagas formaban manadas en la zona sureste de la actual Sudáfrica, como en la zona media y austral del Estado Libre de Orange, siendo especialmente abundantes en la provincia del Cabo. Su nombre procede del idioma de los khoi (hotentotes) y tiene un origen onomatopéyico: es una adaptación del ruido característico de la propia cuaga. Es el único animal extinto cuyo ADN ha sido extraído, secuenciado y estudiado en su totalidad. Gracias a ello, los laboratorios del Instituto Smithsoniano de Washington pudieron probar finalmente y sin asomo de duda que la cuaga era una subespecie de la cebra de planicie.
Las cuagas se cazaron desde la llegada de los primeros colonos neerlandeses, debido a su carne y a su piel. Una de las referencias científicas más antiguas de la época acerca de la matanza de esos animales, es la de Edwars que, en 1758, describió sus características. Según ese autor, “la carne de las cebras se utilizaba para alimentar a los peones hotentotes que trabajaban en los campos, y sus pieles se utilizaban para fabricar sacos. Y tal era el número de cuagas y hasta tal punto llegaron esas utilitarias carnicerías, que se dio orden a los cazadores de que recuperaran las balas, extrayéndolas del cuerpo de los animales muertos, ante el temor de que se agotaran las municiones”.
A mediados del siglo XIX, la colonización del interior ocasionada por el éxodo de los bóeres descontentos con la soberanía inglesa sobre la colonia condujo a la matanza de miles de cabezas dentro de un plan general de exterminio de animales salvajes en la zona. Esa política tenía como objetivo el destinar las tierras de pasto de las grandes manadas al ganado doméstico. La población de esos animales en libertad descendió rápidamente, hasta el punto de que la especie ya se había extinguido en Sudáfrica para 1870. En 1871, murió uno de los pocos especímenes cautivos en el zoológico de París, al que siguió el del zoológico de Londres, en 1872, y el de Berlín, en 1875. Ese mismo año ya resultaba difícil encontrar una sola piel de cuaga en África. El 12 de agosto de 1883, murió la última cuaga, que vivía en cautividad en el Artis Royal Zoo de Ámsterdam (Países Bajos), y fue así como la subespecie se extinguió definitivamente.
La disponibilidad de ADN en perfectas condiciones hace posible la teórica clonación de esa subespecie, aunque no se ha realizado ningún experimento en ese sentido. Por otro lado, el llamado Proyecto Quagga comenzó a trabajar en 1987 en la recreación de cuagas a partir de cebras de planicie del parque nacional Etosha de Namibia, mediante un proceso de cría selectiva que potencie las cualidades supuestamente más afines a la extinta cuaga en cada generación. El proyecto está en marcha desde entonces en Vrolijkheid, cerca de Robertson (Sudáfrica).
Referencia:
• https://www.britannica.com/animal/quagga
• https://es.wikipedia.org/wiki/Equus_quagga_quagga