La Habana, Cuba. – Edward Jenner, nace en Berkeley, Inglaterra, el 17 de mayo de 1749, se le llama «el padre de la inmunología», y se dice que su trabajo «ha salvado más vidas que el trabajo de cualquier otro hombre».

Se convirtió en un afamado investigador, médico rural y poeta, cuyo descubrimiento de la vacuna antivariólica tuvo trascendencia definitoria para combatir la viruela. En el campo de la zoología, fue la primera persona en describir el parasitismo del cuco. En 2002, Jenner fue incluido en la lista de los 100 ingleses más importantes, según la BBC.

En la época de Jenner, la inoculación ya era una práctica común, pero implicaba graves riesgos. En 1721, Lady Mary Wortley Montagu había importado la variolación en Gran Bretaña después de haberla observado en Constantinopla. Voltaire escribió que por entonces el 60% de la población padecía la viruela y que el 20% fallecía por la enfermedad. Voltaire también afirmaba que los circasianos utilizaban la inoculación desde tiempos inmemoriales, costumbre que pudo haber sido imitada por los turcos. En 1768, el médico inglés John Fewster se había dado cuenta de que la infección previa con la viruela vacuna hacía que una persona fuera inmune a la viruela. En los años siguientes a 1770, por lo menos cinco investigadores en Inglaterra y Alemania (Sevel, Jensen, Jesty en 1774, Rendell, y Plett en 1791) probaron exitosamente una vacuna contra la viruela en seres humanos.

Pero no fue hasta el trabajo de Jenner que el procedimiento llegó a ser ampliamente entendido. Al observar el hecho comúnmente conocido de que las lecheras eran generalmente inmunes a la viruela, Jenner postuló que el contacto de las lecheras durante el ordeño con el pus de las ampollas de las vacas (conteniendo el virus de la viruela bovina, una enfermedad similar a la viruela, pero mucho menos virulenta) las protegía de la viruela.

El 14 de mayo de 1796, Jenner probó su hipótesis inoculando a James Phipps, un niño de ocho años, hijo del jardinero de Jenner. Raspó el pus de las ampollas de la viruela en las manos de Sarah Nelmes, una lechera infectada de la viruela vacuna por una vaca llamada Blossom (cuya piel ahora cuelga en la pared de la biblioteca de la escuela de medicina de San Jorge, en Tooting). Phipps fue el decimoséptimo caso descrito en el primer artículo de Jenner sobre vacunación. Jenner inoculó a Phipps en ambos brazos ese día, lo que le produjo posteriormente fiebre y cierta inquietud, pero ninguna infección grave. Posteriormente, le sometió al procedimiento de variolación, el método habitual de inmunización en ese momento, que en ocasiones suponía contraer la grave enfermedad. No se produjo ningún síntoma. El niño fue más adelante probado de nuevo con material variólico, y de nuevo no mostró ningún signo de infección. Donald Hopkins señala que: «La contribución principal de Jenner no fue que inoculó a algunas personas con la vacuna, si no que después demostró que eran inmunes a la viruela.» Además, demostró que el pus protector de la viruela vacuna podría inocularse eficazmente de persona a persona, y no solo directamente del ganado. Probó con éxito su hipótesis sobre otros 23 pacientes adicionales.

Jenner continuó su investigación e informó a la Royal Society, que no publicó el documento inicial. Después de revisiones e investigaciones posteriores, publicó sus hallazgos sobre los 23 casos. Algunas de sus conclusiones eran correctas, algunas erróneas; los métodos microbiológicos y microscópicos modernos harían que sus estudios fueran más fáciles de reproducir. El establecimiento médico deliberó extensamente sobre sus hallazgos antes de aceptarlos. Finalmente, se aceptó la vacunación, y en 1840, el gobierno británico prohibió la variolación de la viruela para inducir la inmunidad y proporcionó la vacunación con vacuna gratuita. El éxito de su descubrimiento pronto se extendió por Europa y se utilizó en masa en la Corona Española, donde se emprendió La Expedición Balmis, una misión de tres años de duración a las Américas, Filipinas, Macao, y China, dirigida por el doctor Francisco Javier Balmis con el objetivo de inocular a miles de personas la vacuna contra la viruela. La expedición tuvo éxito y Jenner escribió: «No me imagino que los anales de la historia contengan un ejemplo de filantropía tan noble y tan extenso como este». Napoleón Bonaparte, que en ese momento estaba en guerra con Gran Bretaña, hizo vacunar a todas sus tropas, y a petición de Jenner, liberó a los prisioneros de guerra ingleses y les permitió regresar a sus casas. El emperador francés comentó que no podía «negar nada a uno de los más grandes benefactores de la humanidad.

En 1808, con la ayuda del gobierno, se fundó el Instituto Nacional de Vacunación, pero Jenner se sintió deshonrado por los hombres seleccionados para gestionarlo, y renunció a su dirección Jenner se convirtió en miembro de la Sociedad de Cirugía y Medicina en su fundación en 1805 (actualmente Real Sociedad de Medicina) y presentó varias ponencias allí. Jenner fue elegido miembro honorario extranjero de la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias en 1802 y miembro extranjero de la Real Academia Sueca de Ciencias en 1806.

Edward Anthony Jenner, muere en Berkeley, Inglaterra, el 27 de enero de 1823.