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El físico teórico estadounidense Kip Stephen Thorne, nace en Logan, Utah, Estados Unidos, el 1 de junio de 1940. Ganador del Premio Nobel de Física y del Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica, conocido por sus numerosas contribuciones en el campo de la física gravitacional y la astrofísica y por haber formado a toda una generación de científicos. Viejo amigo y colega de Stephen Hawking y Carl Sagan, ocupó la cátedra “Profesor Feynman” de Física Teórica en el Instituto Tecnológico de California hasta 2009. Thorne es uno de los mayores expertos mundiales en las aplicaciones a la astrofísica de la Teoría de la Relatividad General de Albert Einstein. En la actualidad prosigue sus investigaciones científicas.

La investigación de Thorne se ha centrado principalmente en la astrofísica relativista y la física de la gravitación, con énfasis en la evolución estelar, los agujeros negros y especialmente las ondas gravitatorias. Es conocido por el gran público por su controvertida teoría de que los agujeros de gusano pueden ser utilizados para viajar en el tiempo. Sin embargo, las contribuciones científicas de Thorne, que se centran en el carácter general del espacio-tiempo y la gravedad, cubren la gama completa de temas en: Las ondas de gravedad y el LIGO, Cosmología de los agujeros negros, Agujeros de gusano y viajes en el tiempo y Estrellas relativistas, multipolos y otros estudios.

Thorne es considerado una de las pocas autoridades mundiales en ondas gravitatorias. En parte, su trabajo se ha ocupado de la predicción sobre ondas gravitatorias y sus ritmos temporales observables en la Tierra. Esos «ritmos» observables son de gran importancia para el experimento denominado LIGO (Laser Interferometer Gravitational Wave Observatory). Thorne ha sido un gran defensor de ese experimento, que cofundó en 1984, siendo el mayor proyecto financiado por la National Science Foundation. A través del mismo se intenta discernir y medir las fluctuaciones en el espacio entre dos o más puntos estáticos; tales fluctuaciones serían la evidencia de las predichas ondas gravitatorias, según los cálculos de Thorne y otros científicos. Un aspecto significativo de su investigación es el desarrollo de las matemáticas necesarias para analizar esos objetos. Thorne también lleva a cabo análisis de diseño de ingeniería para las características del LIGO que no se pudieron desarrollar cuando se concibió el experimento, y aporta asimismo los algoritmos necesarios para los análisis de datos a través de los cuales se efectuarán las búsquedas de ondas.

Debido a estas investigaciones, en 2017 le fue concedido, junto a Rainer Weiss y Barry C. Barish, el premio Nobel de física, “por sus contribuciones decisivas al detector LIGO y por la observación de ondas gravitatorias”.