La Habana, Cuba. – El biólogo teórico, médico y fisiólogo francés Claude Bernard, nace en Saint-Julien Ródano, Francia, el 12 de julio de 1813. Se le considera el fundador de la medicina experimental, entre sus aportaciones a la medicina, destaca su estudio del síndrome de Claude Bernard-Horner. Fue elegido para la Academia Francesa en 1868 y galardonado con la Medalla Copley en 1876.
En 1839 Bernard obtuvo una plaza de interno de medicina, ocupando el puesto 26 de un total de 29 opositores, y entró en contacto con François Magendie, cuyas polémicas clases despertaron en él una inesperada pasión por el descubrimiento de las leyes fisiológicas. Magendie sometía las hipótesis a contrastación experimental ante su auditorio, riendo abiertamente cuando algún experimento no transcurría según lo anunciado por la teoría que él mismo acababa de explicar en el aula el día anterior. Magendie se definía como un trapero que recorre el terreno de la ciencia recogiendo hechos de aquí y de allá, sin otra pretensión que «echárselos a la espalda». La elaboración de alguna elegante y «pretenciosa» (predictiva) teoría a partir de tales hechos no tenía cabida en el escepticismo de Magendie. Sin embargo, Bernard, no se encontró nunca cómodo con los supuestos epistemológicos de su maestro, lo que determinó que sus intereses dieran un nuevo giro, pasando esa vez del ámbito puramente científico al filosófico. De ahí que Claude Bernard haya pasado a la historia del pensamiento no sólo por sus contribuciones a la fisiología, sino también por su intento de fundamentar la posibilidad misma de una medicina -y por extensión, de una biología- científicas. Pese a que resulta un hecho poco conocido por los estudiosos de la epistemología, Claude Bernard adelantó las principales tesis de Karl Popper en ese campo.
Bernard se graduó en 1843. En 1847 fundó la Sociedad Francesa de Biología. En 1853 se doctoró en ciencias naturales. Ingresó en la Académie des Sciences en 1854, obteniendo ese mismo año la Cátedra de Fisiología General de la Facultad de Ciencias de París. En 1855 sucedió a Magendie en el Colegio de Francia. En 1860 Bernard ya había escrito lo esencial de su obra. Ese año comenzó a tener serios problemas de salud que le obligaron a retirarse periódicamente a su Saint-Julien natal. Allí se dedicó a reflexionar sobre el método que él mismo había empleado para alcanzar sus descubrimientos científicos. De esa época su obra más famosa es la «Introducción al estudio de la medicina experimental» (1865). En 1868 ingresó en la Academia Francesa. Ese mismo año renunció a su cátedra de La Sorbona, y fue nombrado catedrático de fisiología en el Museo Nacional de Historia Natural de Francia.
Entre las contribuciones de Bernard a la ciencia, cabe destacar el descubrimiento de la función digestiva del páncreas, el de la función glucogénica del hígado, el mecanismo de acción del curare, del óxido de carbono y de los anestésicos, el establecimiento de los principios generales sobre los que se asienta la farmacodinamia moderna y las funciones del sistema nervioso. En ese sentido, han pasado a la historia de la fisiología sus estudios acerca del carácter único de los nervios sensitivos y motores, la sensibilidad recurrente, la estructura de la médula espinal, la vasomotricidad y las circulaciones locales, el origen medular del gran simpático, su función vasomotora, y su acción sobre la temperatura corporal, sobre las secreciones y sobre la glicemia. Otras aportaciones de menor importancia son sus estudios acerca de la secreción salival, la fisiología pulmonar, el efecto de la nicotina y del uranio sobre el organismo, la disección química en fisiología, la coagulabilidad de la sangre, el tono muscular y los mecanismos inflamatorios. Mención aparte merecen sus estudios sobre la asfixia y sobre los fermentos, que le valieron una histórica polémica con Pasteur, aludiendo que su teoría era falsa.
Bernard introdujo el concepto de homeostasia (constancia del medio interior) alrededor de 1860, si bien el término no es suyo, sino de W. B. Cannon. Dicho modelo señala como cualidad definitoria de los seres vivos la capacidad para mantener las condiciones físico-químicas del medio con el que están en contacto. En sentido inverso, son dichas condiciones físico-químicas del líquido que baña las células (medio interno) las que, al entrar en contacto con ellas, determinan la aparición de los fenómenos fisiológicos. Ese sencillo esquema pretende dar razón (hasta donde ello es posible) del «quid» propio de lo vivo. Entre sus contribuciones a la terapéutica hay que destacar las relativas al tratamiento de la diabetes, las indicaciones de la sangría, el tratamiento de la intoxicación por monóxido de carbono mediante ventilación mecánica, el tratamiento de la anemia con lactato de hierro, el descenso de la temperatura corporal mediante medios físicos, el estudio de los mecanismos de antagonismo entre fármacos, el tratamiento de la intoxicación etílica, las aplicaciones de la morfina, los efectos del anhídrido carbónico, la administración intravenosa de suero fisiológico, las técnicas de reanimación cardiopulmonar y la oxigenoterapia. Bernard también realizó contribuciones importantes en el ámbito de la cirugía, pues, además de sus trabajos sobre la anestesia, diseñó nuevos instrumentos quirúrgicos, propuso nuevas técnicas de incisión y de sutura y describió la hiperglicemia post-hemorrágica.
Aparte de las teorías concretas con las que Claude Bernard enriqueció la medicina, la biología y la veterinaria de su época, pueden distinguirse dos categorías diferentes dentro de sus contribuciones «teóricas» al pensamiento biológico: las relativas a su peculiar modo de contestar la vieja pregunta ¿qué es la vida?, y las puramente epistemológicas (método y fundamentación de la medicina experimental). Es en ese sentido en el que puede hablarse de la existencia tanto de una filosofía de la vida como de una epistemología bernardianas.
Claude Bernard, muere en París, Francia, el 10 de febrero de 1878.