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La Habana, Cuba. – El naturalista y filósofo alemán Ernst Heinrich Philip August Haeckel, nace en Potsdam, actual Alemania, el 16 de febrero de 1834. Popularizó el trabajo de Charles Darwin en Alemania, creando nuevos términos y conceptos como “ecología”, “filo”, “ontogenia”, “filogenia”, “monofilético” o “polifilético”. Estudió medicina en las universidades de Berlín, Wurzburgo y Viena. Más tarde se incorporó, en calidad de asistente de zoología de Carl Gegenbaur, a la Universidad de Jena, de la que fue catedrático (1865-1909). Desde 1862 se convirtió en el promotor más destacado de la teoría de la evolución en Alemania. Organizó varias expediciones zoológicas, fundó el Museo Filético de Jena y fue miembro de casi un centenar de instituciones científicas, como la Academia Leopoldina, la de Ciencias Bávara de Berlín, la Imperial de Ciencias de Viena y la de Turín, entre otras.

Haeckel fue un ferviente evolucionista. Sus ideas al respecto fueron recogidas en 1866 en su Morfología general de los organismos, cuyo segundo volumen dedicó a Charles Darwin, Wolfgang Goethe y Jean-Baptiste Lamarck. No obstante, aunque Haeckel fue un gran defensor de la idea de selección natural, en realidad ignoró el papel del azar en la teoría darwinista. Su evolucionismo aceptaba muchas de las ideas de Lamarck y la Naturphilosophie. Radicalmente progresista, Haeckel defendió que la evolución estaba dirigida hacia una complejización progresiva que tendría al hombre como meta última. Haeckel era, además, radicalmente materialista y monista y consideró la evolución como una de las mejores pruebas de dicha filosofía.

Haeckel fue, mucho más que Darwin, el gran responsable de la integración de la anatomía y la embriología en la teoría evolutiva. Haeckel dividió el campo de la morfología en dos subcampos: anatomía y morfogenia. Esa última, a su vez, se dividía en ontogenia y filogenia, términos que introdujo para referirse, respectivamente, a la historia del desarrollo del individuo y la historia evolutiva de las especies. Las contribuciones de Haeckel a la zoología fueron una mezcla de investigación y especulación. Haeckel formuló en 1866 la teoría de la recapitulación, hoy desacreditada en su versión literal, ampliando las ideas de su mentor, Johannes Müller. Según esa teoría, el desarrollo de un embrión de cada especie repite el desarrollo evolutivo de esa especie totalmente, de modo que la ontogénesis reproduciría la filogénesis.

Haeckel postuló dos mecanismos responsables de la recapitulación: la heterocronía (alteración del ritmo al que se producen los procesos de desarrollo) y la heterotopía (alteración en la localización espacial de uno o más procesos de desarrollo). También sostuvo que todos los organismos (animales, plantas y organismos unicelulares) procedían de una sola forma ancestral. Sus estudios acerca de la biología marina, realizados en colaboración con Müller, le condujeron a comparar la simetría de los cristales con la de los animales más simples, y a postular un origen inorgánico para los mismos. En 1866 anticipó el hecho de que la clave de los factores hereditarios reside en el núcleo de la célula.

Muy valiosas fueron sus aportes al estudio de los invertebrados, como las medusas, los radiolarios, los sifonóforos y las esponjas calcáreas, entre otros. Fue también el primero en distinguir entre seres unicelulares y pluricelulares y entre protozoos y metazoos. A partir de su teoría de la Gastraea, Haeckel fundó una clasificación filogenética que trataba de reemplazar a los tipos de Georges Cuvier y Karl Ernst von Baer, pues la teoría de la gastraea hacía insostenible la irreductibilidad de los tipos defendida por aquellos. En ella, Haeckel opone a los protozoos (sin intestino ni capas germinales) de los metazoos (con capas germinales y arquénteron).

En 1866 crea un taxón denominado Moneres para agrupar a las bacterias, definiéndolas como los seres más simples y carentes de núcleo celular, y separándolas de los protistas nucleados. De esa manera, Haeckel es un precursor de la división entre los seres procariotas y eucariotas. En 1904, en Las maravillas de la vida agrupa a las algas verdeazuladas (hasta entonces consideradas como vegetales) junto a las bacterias dentro de Moneres. Esa obra tuvo un éxito extraordinario, pues se hicieron de ella en Alemania más de quince ediciones de 30 a 40 000 ejemplares cada una.

Después de la publicación de El origen de las especies, de Charles Darwin, cuando aún no se había encontrado ningún antepasado de los seres humanos, Haeckel postulaba que la evidencia de la evolución humana se podía encontrar en las Indias Orientales Neerlandesas, y describió esas teorías con gran detalle, reconociendo que los simios y humanos tenían un origen común, y que debía de haber habido una especie intermedia, a la que dio el nombre de hombre simio o Pithecanthropus, la cual, aunque humana en muchos aspectos, no poseía la que consideraba verdadera característica del hombre, el lenguaje, por lo que la denominó Pithecanthropus alalus. El lugar de su aparición habría sido Lemuria, un continente que según creencia del siglo XIX se había hundido en el océano Índico en épocas remotas, y desde allí se había expandido por los otros continentes. Fascinado por su propia teoría, encargó a sus estudiantes encontrar el eslabón perdido. Uno de ellos, Eugène Dubois, lo hizo al encontrar el conocido como hombre de Java, al que dio el nombre de Pithecanthropus erectus, aunque más tarde sería reclasificado como Homo erectus

Ernst Heinrich Philip August Haeckel, muere en Jena, actual Alemania, el 9 de agosto de 1919.