La Habana, Cuba. – La bahía de Hudson es una gran bahía localizada en el noreste de Canadá. Forma parte del océano Ártico. Por su tamaño, es un auténtico mar interior de Canadá. Conecta por el este con el océano Atlántico a través del estrecho homónimo, y por el norte con el resto del Ártico, a través de la cuenca Foxe, que no se considera parte de la bahía. Administrativamente, sus costas forman parte de las provincias de Ontario, Quebec, Manitoba y Nunavut. Todas las islas de la bahía pertenecen a Nunavut.
Esa bahía lleva el nombre del explorador inglés Henry Hudson que, el 2 de agosto de 1610, a bordo de su buque Discovery, fue el primer navegante conocido en adentrarse en sus aguas. En su cuarto viaje, Hudson partió a la búsqueda del ansiado Paso del Noroeste. Bordeó la costa occidental de Groenlandia y tras cruzar a mediados de año el estrecho que ahora lleva su nombre, se internó en la bahía. Pasó tres meses explorando y cartografiando gran parte de su costa oriental. En la creencia de que se encontraba en el Pacífico, navegó rumbo sur hasta la bahía de James. En noviembre el Discovery quedó aprisionado en el hielo, y la tripulación sobrevivió en tierra. Cuando en la primavera despejó el hielo, Hudson quería explorar el resto de la zona, pero después de pasar un duro invierno a causa del frío y la escasez de alimentos, la discordia se generalizó entre la tripulación, acabando con un motín el 22 de junio de 1611. Hudson, su hijo y otros siete miembros de la tripulación fueron abandonados a su suerte en un pequeño bote y nunca más se supo de ellos. Los pocos amotinados que consiguieron sobrevivir pudieron llegar a Inglaterra gracias a la habilidad del piloto Robert Bylot, y fueron encarcelados. Bylot logró el indulto por su hazaña y en 1612, regresó a la bahía de Hudson, esta vez con sir Thomas Button. Llegaron a la desembocadura del río Nelson, donde pasaron el invierno. En la primavera de 1613 continuaron al norte, llegando a una latitud de 65 grados, antes de regresar a Inglaterra.
La bahía de Hudson está históricamente asociada con la lucha franco-inglesa por América del Norte en los siglos XVII y XVIII, pues daba acceso a los vastos territorios de comercio de pieles en los que cada país quería conseguir la exclusividad. Los franceses, establecidos en el valle del San Lorenzo (Nueva Francia), enviaron a menudo expediciones para desalojar los puestos de tratado de pieles que los ingleses habían erigido allí bajo la protección de la Compañía de la Bahía de Hudson. Los ingleses hicieron lo mismo con los puestos franceses. La situación no se solucionó hasta después de la cesión de este territorio a la Gran Bretaña en 1713 por los Tratados de Utrecht.