La Habana, Cuba. – El médico francés René Théophile Hyacinthe Laënnec, nace en Quimper, Bretaña, Francia, el 17 de febrero de 1781, fue el inventor del estetoscopio. En 1816, debido al pudor que el médico sentía al acercar su oído al pecho de las pacientes y también a la dificultad para percibir ruidos en pacientes con sobrepeso, creó un cilindro de 30 centímetros de largo, origen del instrumento.En 1816 Laënnec fue nombrado médico jefe del hospital Necker. Fue profesor de medicina en el Colegio de Francia entre 1822 y 1826, sucediendo a Jean-Nicolas Corvisart, un famoso cardiólogo y médico particular de Napoleón Bonaparte.

Tres son las principales contribuciones de Laënnec a la medicina: La invención del estetoscopio (o fonendoscopio) y la descripción de su uso p-ara diagnóstico; La delimitación de cuadros semiológicos de enfermedades cardíacas y pulmonares, para realizar el diagnóstico de dichas enfermedades a partir de los síntomas y La descripción de numerosas lesiones anátomo-patológicas.

En esa época, se practicaba la auscultación inmediata apoyando el oído directamente al pecho. Con frecuencia, el médico interponía un pañuelo de seda para evitar el contacto directo con el paciente. El procedimiento tenía varios inconvenientes, entre ellos, la dificultad para percibir ruidos en pacientes obesos, y el atropello al recato de mujeres. Se cuenta que Laënnec se inspiró en unos niños que jugaban con una rama de árbol, al ver que uno de ellos rascaba la madera mientras otro aplicaba el oído para oír el sonido amplificado. En 1819, apareció su obra de dos voluminosos tomos «De la auscultación mediada o tratado sobre diagnóstico de enfermedades de los pulmones y el corazón basado principalmente a partir de este nuevo medio de exploración» Había estado delimitando los cuadros semiológicos de múltiples enfermedades con minuciosidad, anotando los sonidos escuchados mediante su estetoscopio y relacionándolos con los resultados de autopsias para los pacientes que habían fallecido.

Son numerosas las lesiones que caracterizó en sus excelentes descripciones, entre ellas: bronquiectasias, enfisema pulmonar, edema e infarto pulmonares, neumonía lobar, gangrena pulmonar, neumotórax, pleuresía, tuberculosis pulmonar y el compromiso tuberculoso de otros órganos, entre ellos de las meninges. Se adelantó en más de medio siglo en reconocer que los tubérculos y el exudado gelatinoso y caseoso correspondían a la misma enfermedad y no a dos distintas como se creía entonces. Se había dado cuenta, sin usar el microscopio, que una forma podía transformarse en otra. La creencia dualista, apoyada por Rudolf Virchow, iba a persistir hasta el descubrimiento en 1882 del bacilo de la tuberculosis por Robert Koch. El nombre de Laënnec está asociado a una forma de cirrosis hepática (cirrosis hepática de Laennec o cirrosis alcohólica). Curiosamente eso no se debe a que haya hecho un aporte sobre el tema, sino simplemente a una nota a pie de página proponiendo el nombre cirrosis (del griego kirrós, «amarillo») para el hígado granular, indurado y amarillento encontrado en la autopsia de un caso de enfisema pulmonar.

En 1826, apareció la segunda edición de su obra con el simple título de Tratado de auscultación mediata. En ella, cuenta cómo ocurrió el accidente del contagio tuberculoso: veinte años atrás, examinando unas vértebras tuberculosas, la sierra le había erosionado el índice de la mano izquierda. Refiere con detalle cómo se desarrolló la lesión que apareció tras el accidente y cómo se la trató.

René Théophile Hyacinthe Laënnec, muere el 13 de agosto de 1827.