La Habana, Cuba. – Nació con el siglo XX esta mujer que honró la cadencia del trópico y llevó a la universalidad los pregones de tamaleros y maniseros: Rita Montaner, La Única, o de Cuba, como el pueblo la llamó.

Fue una auténtica eclosión de talento, versatilidad, tecnicismo, concepto del espectáculo y dominio escénico, durante una carrera que abarcó todos los medios. En la radio irrumpió como la primera cantante femenina cubana y la declararon su Reina.

Más allá de su muerte, el 17 de abril de 1958, ella da esplendor a la cultura cubana y trasciende con Mamá Inés, El manisero, El cafetal y su particular Cecilia Valdés.

Rita Aurelia Fulceda-Montaner y Facenda queda en voz de mezzosoprano inigualable en lo lírico y en lo popular, en canciones con nostalgias de bateyes de ingenio, patios de solar y fritangas de chinos mezcladas con fiestas ñáñigas.

Si no entra, no sigue el show

Como estrella del cabaret Tropicana, una noche Rita Montaner paró el espectáculo porque no dejaban pasar a Lázaro Peña por negro y comunista; enardecida, dijo que era su invitado y, si no entraba, no seguía el show.

Cuando accedieron, dedicó su arte al entonces máximo dirigente de la Central Sindical. Así era esa mujer en su compromiso político, cuya expresión mayor fue el personaje radial de Lengua-lisa, mordaz y agresiva ante la dictadura batistiana.

Sus ideas contra gobiernos corruptos la convirtieron en una artista de vanguardia política y las expresó en programas de radio y televisión, algunos de ellos censurados y suspendidos.

A Rita Montaner, el periodista Augusto Ferrer la llamó La Única, el poeta Nicolás Guillén, le dijo Rita de Cuba, y el compositor Ernesto Lecuona la consideró la más grande artista de Cuba de todos los tiempos.