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Bayamo, Cuba. – Aquella sublime decisión de los habitantes de Bayamo de arder sus casas y bienes antes de que se ocuparan por los españoles, fue escenificada en un espectáculo político-cultural preparado por artistas de la urbe oriental.

Jóvenes creadores declamaron versos de José Joaquín Palma y Abel Guerrero, actuaron a partir de textos de Luis Carlos Suárez y se recreó el ambiente de previo a la guerra, instantes del fuego arrasador y el éxodo de los bayameses hacia la manigua.

En 1869, soldados ibéricos al mando del conde de Balmaseda derrotaron a las fuerzas insurrectas, lo que influyó para que se aprobara, por los propios ciudadanos, aplicar la tea incendiaria a sus propiedades.

Céspedes elogió el gesto, Martí lo calificó de acto indispensable y hoy se dignifica como muestra fehaciente de que para mantener la libertad todo sacrificio es válido.