La Habana, Cuba. – El mandatario cubano, Miguel Díaz-Canel, convocó este jueves a la unidad entre las naciones del Sur, al asumir la presidencia pro témpore del G77 + China.
El jefe de Estado instó, a través de un videomensaje, a articular acciones para vencer los obstáculos al progreso real de los pueblos, y apuntó que la unidad es un hoy imperativo y la mayor de todas las urgencias.
Ante ese escenario global, destacó el papel del G77 + China como conciencia económica de los países subdesarrollados, la cual –opinó- propicia la unidad entre regiones, identidades, culturas y diversos niveles de desarrollo.
Afirmó Díaz-Canel que frente al retroceso provocado por la pandemia de la Covid-19 en varios países, resulta imperativo alcanzar consensos en los temas que afectan al bloque y sus naciones miembros.
Mensaje de Díaz-Canel al G77 + China
Excelencias:
En nombre del pueblo y Gobierno cubanos agradezco profundamente al Grupo de los 77 más China por la confianza depositada en Cuba para presidir durante el presente año este universo tan amplio y representativo de naciones.
Encomiamos, asimismo, la loable labor desempeñada por Pakistán al frente del Grupo durante el 2022.
Nos honra altamente representar a esta agrupación, diversa y pujante, en tiempos de retos monumentales para los países en desarrollo.
Lo asumimos con total entrega y el ya probado compromiso de que jamás defraudaremos a naciones con las que compartimos una historia de abusos a la que fueron sometidos nuestros pueblos, pero conscientes de que también nos hermanan objetivos y esperanzas.
Realmente enorgullece el valioso acervo que hemos logrado forjar como Grupo en casi seis décadas de existencia, tanto como impresiona el camino que nos queda por delante para ver realizados genuinos, comunes e históricos reclamos. Por ellos lucharemos con la certeza de que, en la diversidad, compartimos la misma aspiración de vivir en un mundo mejor y más justo.
Nuestras naciones continúan estando en la retaguardia del desarrollo global, mientras cargan sobre sus hombros las consecuencias de las múltiples crisis y las desigualdades derivadas del injusto orden internacional vigente.
Hablamos de un orden profundamente antidemocrático concebido para perpetuar el desequilibrio que, a despecho de las demandas históricas de los países de este Grupo, sostiene la riqueza de unos pocos a costa del empobrecimiento de las mayorías, manteniendo a los pueblos en desventaja económica y social permanentemente condenados al subdesarrollo, la pobreza y el hambre.
No es algo que digamos por primera vez. Desde su fundación en la prometedora década del 60 del pasado siglo, el Grupo de los 77 ha reclamado cambiar el injusto orden global para poder emerger de las condiciones de absoluta desventaja en que nos sumieron siglos de colonialismo y dependencia. Y todas las tribunas serán pocas para decirlo.
En 1979 el líder histórico de la Revolución Cubana nos definió con inolvidables palabras. Dijo Fidel Castro: “Si el Movimiento de los No Alineados, que se había iniciado pocos años antes, venía a ser la conciencia política de los países que emergían del colonialismo y el neocolonialismo y trataban de realizar a plenitud su independencia, el Grupo de los 77 surgió como su conciencia económica”.
Esa conciencia es la que propició la unidad entre países, regiones, identidades, culturas y niveles de desarrollo tan diversos. Y la historia nos ha confirmado el valor de la unidad. A ella apostamos desde la primera Conferencia de la UNCTAD, la Declaración sobre un Nuevo Orden Económico Internacional, pasando por la Cumbre de Río, el trato especial y diferenciado, la meta de Ayuda Oficial al Desarrollo, hasta la Agenda de Acción de Addis Abeba y los ambiciosos Objetivos de Desarrollo Sostenible. El Sur ha sido la piedra angular de las negociaciones multilaterales en materia de desarrollo.
Para dejar sentado que “El Sur también existe”, como escribió el poeta latinoamericano Mario Benedetti, hemos actuado unidos. Y es con la fuerza de esas dos terceras partes del mundo que representamos como hemos logrado avanzar en determinados objetivos e ideales; pero quedan muchos asuntos sustanciales pendientes, a los que se agregan ahora los problemas del mundo pospandemia.
Como ha reconocido el Secretario General de las Naciones Unidas ante el Grupo de los 77 más China, en septiembre pasado: “a medida que se avanza hacia la mitad del camino en la Agenda 2030, lejos de mejorar, el mundo retrocede.
“La pandemia de COVID-19 y una recuperación desigual nos han costado al menos tres años de progreso, mientras los países en desarrollo se ahogan en deudas, sin margen fiscal ni acceso a recursos financieros para invertir en la recuperación”.
Hoy más que nunca resulta imperativo alcanzar consensos en los temas que nos afectan como países y como agrupación. Solo por ese camino seremos capaces de acercarnos a las aspiraciones de los pueblos históricamente preteridos y a sus ansias de justicia social.
Excelencias:
En estos tiempos difíciles y convulsos proliferan las apuestas para fracturar a los países del Sur. ¡Demos una lección de unidad! ¡Demostremos el valor de la cooperación y la solidaridad!
Como proclamara Fidel, fundador y defensor incansable de la unión como premisa insoslayable de todas las acciones: ¡hay que fundirse en estos tiempos para construir el mañana que anhelamos, para reivindicar a los excluidos de siempre, para rescatar la fe en la humanidad!
Cuenten con Cuba y con su compromiso invariable de trabajar sin descanso, junto a todos los miembros de esta imprescindible agrupación, en la defensa de los intereses supremos de nuestras naciones.
Cuba cuenta también con ustedes y espera que el espíritu de unidad y solidaridad que dio a luz al Grupo de los 77 más China prevalezca sobre los intereses mezquinos de quienes pretenden mantener inamovible el injusto orden económico actual.
Creemos firmemente en el multilateralismo y en el poder inconmensurable de la unidad en la diversidad que el General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder de la Revolución Cubana, ha defendido como bandera y guía de la construcción de los consensos indispensables para vencer los actuales desafíos y construir el mundo justo al que aspiramos.
¡Siempre será la hora de la unidad, pero hoy es un imperativo, la mayor de todas las urgencias! Articulemos acciones para quebrar, por fin, los nudos que atenazan las posibilidades de progreso real de los pueblos. Ellos tienen derecho a una existencia más humana, enaltecedora y digna, y es deber de sus líderes batallar por ello. ¡Sí se puede!
Muchas gracias.