La Habana, Cuba. – Uno de los mitos urbanos que pervive en toda Cuba por más de un siglo se resume en la frase que indica un final ciertamente malo: Se acabó como la fiesta del Guatao.
La expresión nació de los sucesos ocurridos en esa localidad, ubicada en la zona de Punta Brava, municipio habanero de La Lisa, el 22 de febrero de 1896 y en el que están relacionadas tres versiones.
En la primera se habla de una mujer del pueblo que originó la trifulca tras los celos que ocasionó al amante; la segunda cuenta que los esclavos de la zona celebraban la fiesta Tambor de Yuca y, al desafiarse cantantes de dos bateyes, cada quien defendió al de su bando, terminando en una riña tumultuaria.
La tercera versión de la fiesta del Guatao es la de un baile, en la que se enfrentaron cubanos, miembros del Cuerpo de Voluntarios y elementos pro-españoles, acabando en masacre.
Bronca del siglo
La fiesta del Guatao, terminó en riña por los celos que Merced Amador ocasionó a Ángel Bildosa. El nombre de la bella tiene varias versiones, bailaba con Abad, teniente de los Voluntarios, el amante le rasgó el vestido, ella respondió a taconazos y los vecinos le cobraron a Abad.
En la leyenda del baile Tambor de Yuca participaban negros de varios ingenios y se armó la del sinfín, al enfrentarse los cantantes del Maurín y del Tahoro.
Referido al desafío de cubanos y pro-españoles, se dice que los últimos metieron en la iglesia a quienes pudieron, luego los sacaron amarrados y mataron en el suelo, tragedia que acabó con unos 50 masacrados; se cree el origen real de la frase.
En la Bronca del siglo, las tres versiones tienen en común viejas rencillas ventiladas a puñetazos, destrucciones de todo tipo, heridos y aporreados porque, al final, la «leña» estuvo sata.