El día 25 comenzará en Nueva York el 73 período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU).

Dirigentes políticos pasarán por el podio y volverá a hacerse una radiografía de los males que hacen cada vez más vulnerable la existencia humana, en un mundo donde las desigualdades alcanzan contrastes brutales e insultantes y la paz está permanentemente amenazada y golpeada.

Esa misma tribuna ha sido escenario de cruciales batallas políticas en defensa de los países necesitados de hacer valer su derecho al desarrollo y a la vida. Uno de sus adalides fue FIDEL.

«Desaparezca la filosofía del despojo y desaparecerá la filosofía de la guerra», proclamó Fidel en memorable discurso en 1960, cuando ante la hostilidad de Estados Unidos ya el pueblo había hecho suya la consigna de Patria o Muerte y la Revolución se radicalizaba.

Voz de la revolución cubana

El 26 de septiembre de 1960 llegó Fidel a la tribuna de la ONU para defender los principios de la naciente Revolución Cubana, asediada ya por los círculos más reaccionarios de Estados Unidos.

Aquel fue el año del sabotaje contra el barco LA COUBRE. Y en el que los cuarteles se convirtieron en escuelas. Y en el que se intervino la compañía TEXACO por negarse a refinar petróleo para el Estado cubano.

Fue el año en que se nacionalizaron las empresas extranjeras y la banca norteamericana, mientras Washington rebajaba su cuota azucarera a la Isla. En histórico y aplaudido discurso de casi 5 horas, Fidel advirtió que «los problemas del mundo no se resuelven amenazando ni sembrando miedo».

En octubre de 1979 el líder de la Revolución Cubana volvió a estremecer con su palabra la sede de la ONU en Nueva York.

Razones contundentes

En 1979, como presidente del Movimiento de Países No Alineados, Fidel expuso en la Asamblea General de la ONU las causas de la crítica situación del Tercer Mundo, que -en su voz- exigió el cese del intercambio desigual y del lenguaje amenazante y prepotente en la escena internacional.

 «Digamos adiós a las armas y consagrémonos civilizadamente a los problemas más agobiantes de nuestra era», pidió entonces el líder cubano.

Volvió en el 1995, a una sesión especial por los 50 años de las Naciones Unidas. «Tiene que imponerse la racionalidad, la equidad y la justicia en el mundo«, dijo en breve y contundente discurso, en el cual reclamó la democratización de la ONU.

Estuvo por último en la Cumbre del Milenio en el año 2 000, y allí reiteró la urgencia de que esa organización represente realmente los intereses de los pueblos.