La Habana, Cuba. – El Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz concibió el proceso revolucionario en nuestro país como actividad central y nacida del pueblo.

Veía en el pueblo al verdadero hacedor de toda la Revolución, al artífice en la selección de sus representantes y dirigentes. No fue posible desde el comienzo dar un vuelco a las elecciones, ya que había cuestiones vitales que resolver como la defensa, la urgencia en la materialización de los programas sociales y la erradicación de toda la urdimbre capitalista que sustentaba la economía de la nación.

Fue en Matanzas donde se experimentó el primer paso en que el pueblo elegiría sus representantes.

En 1974 se materializa allí la constitución de los órganos del Poder Popular mediante elecciones, con el fin de avanzar en el proceso de institucionalización del Estado.

Democracia de millones

Al referirse al proceso eleccionario inicial en Matanzas, Fidel lo calificó como las elecciones más entusiastas y masivas, que eran elecciones sin bayonetas, sin corrupción, y lo más significativo: custodiadas por pioneros, algo jamás visto.

Insistía en que los comicios cubanos eran los más democráticos del mundo, y criticaba que en el orbe un enjambre de partidos postulaban y decidían a quién proponer.

Por ello Fidel expresó: Hay “Millonaripartidismo” en nuestro país, porque si en otros lugares los partidos son los que postulan, aquí cualquier ciudadano mayor de edad –y son millones y millones–, puede proponer para que se postule a cualquier ciudadano.

La experiencia de Matanzas se generalizó y en 1976 se promulga la Constitución en la que se distingue al sistema del Poder Popular como el eslabón más alto de la democracia socialista.