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La Habana, Cuba. – En uno de sus históricos discursos, el 1ro de mayo de 1972, el Comandante en Jefe proclamó que la Revolución no era obra de un día ni de un año, sino una obra para siempre en lo adelante.

Así definió el líder lo que ha sido hasta hoy la edificación de un Socialismo próspero y sostenible, que vislumbró enfocado en el futuro y respaldado por una autoridad moral que influyó en trascendentes decisiones.

El vínculo permanente de Fidel con las masas, su brillante oratoria y su magisterio constante; es decir, su entrega ilimitada a la causa que defendió, dejaron una huella imborrable en nuestro pueblo y han servido de inspiración para millones de hombres y mujeres de todos los continentes.

Como en José Martí, las presentes y futuras generaciones de cubanos tendrán en él un paradigma y una motivación profunda para dar continuidad a su obra eterna.

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