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La Habana, Cuba. – Aquel 8 de junio de 1865 la Universidad de La Habana se estremeció con el verbo del joven de 24 años Ignacio Agramonte y Loynaz: su defensa de la tesis de grado como Licenciado en Derecho Civil y Canónico fue brillante.

El joven camagüeyano dio su primera lección de amor al Derecho, a la igualdad y principios éticos y morales. En su tesis de grado Ignacio Agramonte planteó una alianza entre el orden y la libertad, como representación de la armonía de los intereses y las acciones de los individuos entre sí.

Agramonte, de quien Martí afirmara: Era como si por donde los hombres tienen corazón tuviera él estrella, fue uno de los redactores de la Constitución de Guáimaro, la primera mambisa.

Para los juristas, Ignacio Agramonte representa la vergüenza y el coraje de los cubanos.