Por Angélica Paredes
Con una flor blanca en la mano, denominada cala, que florece en la Sierra Maestra, el Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, rindió tributo a Fidel ante el monolito que atesora toda la gloria del mundo.
Frente a la piedra, Díaz – Canel saludó al líder de la Revolución como lo hace un soldado ante su invencible Comandante en Jefe. Bajo el sol abrasador de la tierra santiaguera, Díaz-Canel homenajeó al Comandante en Jefe frente a la roca extraída de un sitio próximo a la Gran Piedra, que guarda la urna de cedro con las cenizas de Fidel.
Luego el tributo al Héroe Nacional, al Padre de la Patria y a Mariana, Madre de todos. Cuando termina el recorrido por Santa Ifigenia, el Presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez regresa caminando sobre sus propios pasos, siguiendo la huella de los héroes y mártires que nos trajeron hasta aquí.