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La Habana, Cuba. – Apenas 48 horas después de la conformación de la nueva legislatura, el presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, volvió al territorio donde resultó electo como diputado. Fue una visita que resultó un ejemplo de lo que están demandando estos tiempos y que puso el listón alto para el resto de los parlamentarios.

Si el Jefe de Estado, en medio de las duras circunstancias que vive el país, tiene tiempo para dedicarlo a sus electores, nadie entonces puede rehuir el contacto con su distrito.

Ya el propio Díaz-Canel y el titular de la Asamblea Nacional, Esteban Lazo, habían advertido de la necesidad de que los legisladores mantengan un vínculo estrecho con sus electores.

Es esa la única manera de conjurar la contradicción que establece la elección de un diputado para representar a un electorado que a veces está lejos del lugar donde reside.

Representar a los electores

La Ley Electoral vigente establece que cada municipio debe tener una cantidad de diputados de acuerdo con la cifra de residentes. La proporción legal actual es uno por cada 30 mil habitantes, lo que garantiza que cada territorio tenga como mínimo de dos legisladores electos.

Está claro que los parlamentarios representan a sus votantes, aunque en muchas ocasiones tengan que cumplir funciones que alcanzan el ámbito nacional.

Lo importante es no perder el contacto con los territorios, como muy sabiamente se hizo durante el proceso previo a la elección en la base, para hacer sentir a los electores que tienen una efectiva representación.

El frondoso bosque no puede impedir que el diputado vea cada árbol y por eso necesitamos todos que el parlamento también esté en las calles.