Donal Trump, nuevo presidente de Estados Unidos
La Habana, Cuba. – Para una de las más antiguas ciencias naturales, la Física, el Principio de la Incertidumbre constituye uno de los más enigmáticos axiomas.
Formulado en 1927 por el físico alemán Werner Heinsenberg, dicho enunciado establece la imposibilidad de conocer con exactitud, al mismo tiempo, la posición y velocidad de una partícula. Y algo así ha sucedido con los resultados de la votación presidencial en Estados Unidos.
Todos creíamos que sabíamos cómo y por donde andaba Donal Trump, pero él, como una partícula que no espondía al canon político tradicional, se escapó a todos los análisis y se coló en la Casa Blanca.
Ni los medios, ni las encuestadoras, ni los analistas, casi nadie logró descifrar la marcha imparable del candidato republicano que acabó aposentado en el Despacho Oval y ahora todos se preguntan qué es lo que vendrá.
Guitarra o violín
Ahora es fácil decirlo, pero Trump se aprovechó del descontento de un amplio sector, blanco, pobre y con poca educación, que dejó de creer en los políticos tradicionales, a quienes culpan de todas las desgracias.
Pero más allá de esa realidad, lo sucedido también demuestra la pérdida de credibilidad del sistema político norteamericano, que durante muchos años nos han querido vender como un paradigma de democracia.
Hay que ver ahora cómo el flamante presidente electo se las arreglará para gobernar, porque una cosa es con guitarra y otra con violín, y sobre todo para llevar a la práctica la retahíla de cosas extrañas que dijo que haría, como levantar un muro en la frontera con México.
Por eso, para intentar saber lo que viene, es necesario esperar al menos la integración de un gabinete que también estará marcado por el Principio de la Incertidumbre.