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La Habana, Cuba. – Es un hecho que la economía cubana marchará este año por un rumbo diferente al previsto por las autoridades.

Al batacazo interno y externo de la actual pandemia se suma el recrudecimiento del bloqueo, en un coctel venenoso que seguramente impedirá incluso el planificado crecimiento anual del 1 por ciento.

Con el turismo internacional prácticamente en cero y el apretón sostenido de la Administración Trump, las expectativas son bastante bajas. Los efectos se verán de a poco en los próximos meses, pues no dependen de nuestras propias fuerzas, sino de un adverso contexto internacional.

El nuevo coronavirus infectó también a la economía global y Cuba, que depende mucho de las importaciones, no puede huir de esa realidad. Por eso, resulta imprescindible buscar nuevos caminos e incluso aplicar medidas previstas hace mucho tiempo.

Sanear el ambiente

El insistente llamado de las autoridades cubanas apunta hacia alternativas que al menos ayuden a paliar estos malos tiempos. Hacer crecer las exportaciones, aumentar la producción de alimentos y apelar al ahorro, son algunos de esos llamados que tratan de revaluar lo hecho hasta ahora.

Por supuesto que nada será fácil, porque son momentos complicados, pero precisamente por eso se necesita sanear el ambiente económico. Recordemos que uno de los lastres más grandes que tiene hoy la economía cubana es la existencia de varias tasas de cambio, algo que desde hace mucho tiempo se trata de enderezar.

Por eso, más temprano que tarde, llegará una decisión que busca mejorar las condiciones productivas.

A pesar de los escollos, 2020 puede ser el año en que la economía nacional empiece a reinventarse en estos tiempos de pandemia.

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