Nuevas manifestaciones en Israel aumentan la presión sobre el primer ministro Benjamin Netanyahu, que también recibe críticas de algunos de sus ministros, y los llamados de atención de J0e Biden aunque, nada serio: tirones de orejas que le mantienen el apoyo.
Ninguno de esos acontecimientos apunta a detener una agresión que del norte de Gaza se ha instalado plenamente en la localidad gazatí de Rafáh, y continúa sumando víctimas.
El que pudiera considerarse el mayor genocidio contemporáneo suma ya más de 35 mil 450 muertos. Este domingo Israel bombardeó distintos puntos de la Franja incluso con la presencia en la zona del asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, quien repite a Netanyahu que las operaciones debes ser asépticas, solo contra Hamas; pero las víctimas civiles se incrementan.
¿Quién le pone el cascabel?
Amplios sectores en Israel cuestionan a Netanyahu porque no accede a un acuerdo con Hamas que devuelva a los rehenes en su poder, y piden su dimisión y el adelanto de elecciones.
En tanto, su ministro de la Guerra, Benny Gantz, lo conmina a un cambio en las acciones que les ponga fecha límite, y la elaboración de un plan que no implique la permanencia de sus soldados cuando hayan concluido las acciones; lo que ha dado en llamarse «el día después» en Gaza.
Sin embargo, todo indica que el Primer Ministro presta más atención a los ultraderechistas de su gabinete, quienes podrían provocar su caída y son proclives a continuar el genocidio que acaba con el prestigio de Biden por su mantenida alianza con Tel Aviv, le gana más enemigos a Israel y extermina a los palestinos, aunque ha puesto de relieve, como nunca, lo justo de su causa.