La Habana, Cuba. – Las movilizaciones que el fin de semana concentraron a miles de personas en distintas ciudades del mundo, no fueron únicamente un gesto de solidaridad con el pueblo palestino.

El clamor popular pudiera ser una forma de presión eficaz para detener la impunidad de Israel.

Por quinta vez desde el inicio del asedio a Gaza, el Consejo de Seguridad fue incapaz de adoptar una resolución de condena a Tel Aviv que ordenase el alto el fuego, luego de que civiles que aguardaban para obtener comida como parte de la ayuda humanitaria, fueron asesinados por los ocupantes.

Otra vez Estados Unidos interpuso el veto, demostrando que el sistema de Naciones Unidas, con las reglas actuales, será incapaz de asegurar la integridad de los palestinos que sobreviven a una masacre cuyo saldo ya es superior a los 30 mil muertos.

Estados Unidos, clave

Claro que la presión popular solo será efectiva si es capaz de poner en peligro los intereses de una administración cuya protección a Israel prolonga el genocidio.

Por ejemplo, si el rechazo a la guerra contra Gaza impacta en el deseo de reelección de Joe Biden. Algo de eso hay, pues ha trascendido que los asesores de su campaña evaden los actos grandes para evitar las expresiones contra el apoyo a Israel, que ya se han visto.

Encuestas arrojan el dato preocupante de que casi la mitad de quienes votaron por Biden en 2020, rechazan su política hacia Tel Aviv, y 67 por ciento de los ciudadanos apoya un alto al fuego.

Mientras, las negociaciones para otra tregua aún no arrojan frutos, y la invasión a Rafah parece más cerca. Detener a Israel está en manos de Estados Unidos. El clamor popular debe hacer todo por conseguirlo.