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La Habana, Cuba. –  Hace 504 años, forasteros llegados de España decidieron acampar definitivamente al norte, junto a una bahía bien resguardada.

En el siglo XIX se edificó El Templete, conmemorativo de la primera misa que se ofició bajo un árbol frondoso en el acto fundacional. Y se hizo tradición el rito de dar la vuelta alrededor de la ceiba en su jardín, en busca de buenaventura.

Sin oropeles, hoy cumple años La Habana, ciudad admirada por un centro histórico que es Patrimonio Cultural de la Humanidad y sabe de esfuerzos colosales para la recuperación de su conjunto de edificaciones de gran valor arquitectónico, sin soslayar la atención al componente social.

La Habana sigue descubriendo sus tesoros históricos y culturales, sin ocultar su cara más amarga, ni las cicatrices dejadas por tiempos turbulentos. Es La Habana luminosa, aunque golpeada; resistente y vital.

Ciudad entrañable

Hace 504 años La Habana empezó a escribir su historia, con páginas de grandezas y de perseverancia frente a las adversidades.

Enorgullece la gesta restauradora que recupera la magnificencia de palacios o fortalezas coloniales, y edificios antiguos son reconvertidos en museos, centros culturales, hoteles, con un modelo de gestión dinámico y de amplia proyección.

La Habana, abierta y fascinante, es una ciudad entrañable. Tampoco desconoce cuáles son sus debilidades y cuántas batallas faltan para solucionar tantos problemas acumulados, sobre todo en materia de viviendas.

Hay urgencias desafiantes, en una ciudad que necesita además un mayor sentido de pertenencia, para enfrentar la desidia, la insensibilidad, la indisciplina.

Hoy cumple años La Habana, tal vez más discreta y melancólica. Pero, como siempre, se contonea. Orgullosa y confiada en sí misma.