La Habana, Cuba. – La pulseada del primer ministro de Israel en Medio Oriente sigue sobrepasando límites, y lo hace con la misma impunidad que le ha sido otorgada -ya sabemos- por Estados Unidos.
No se trata solo del crimen que representa su asedio a Líbano, donde la agresión tras el objetivo declarado de aniquilar al grupo armado Hezbolá deja hasta ahora más de 2 mil muertos que se suman a los casi 42 mil civiles palestinos asesinados en Gaza.
Las Fuerzas de Defensa israelíes también parecen considerar un blanco ahora a la Misión de la ONU, reiteradamente atacada en las últimas horas.
Netanyahu ni siquiera ha acudido al falaz término con que los militares estadounidenses justificaban sus víctimas civiles en Iraq y Afganistán al llamarlos daños colaterales.
Las denuncias de la ONU han sido respondidas por Israel con la exigencia de que retire su Misión de Líbano.
Inadmisible
Los ataques a la ONU en Líbano no sorprenden. En otra evidencia de su irrespeto a las leyes, Benjamin Netanyahu llegó a declarar Persona no grata al titular de Naciones Unidas, António Guterres, porque el organismo, según el Premier de Israel, no condenó los misiles lanzados por Irán contra posiciones militares israelíes, una acción desencadenada por las provocaciones de Tel Aviv.
Este miércoles, el ataque de un tanque sionista a una posición de las fuerzas de ONU se consideró deliberado. Pero la exigencia de Benjamin Netanyahu de que la ONU retire su Misión fue respondida por el vocero de esa representación en Líbano, con la ratificación de que su presencia allí es más crucial que nunca.
Hasta diciembre, los funcionarios de Naciones Unidas muertos en Gaza sumaban más de 90. ¿Cuántos morirán en Líbano para convencer de que es inaceptable la irracionalidad de Benjamin Netanyahu?