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La Habana, Cuba. –  No importa que Washington reclamara al primer ministro israelí por su reciente bombardeo contra Qatar, en el frustrado intento de asesinar a los líderes de Hamás que asistían allí a negociaciones con los propios enviados de Tel Aviv.

Incluso, el encuentro que buscaría un alto el fuego en Gaza, iba a debatir una propuesta de Donald Trump. Pese al rechazo que la violación de la soberanía catarí concitó en el mundo, y al disgusto que causó al Presidente de Estados Unidos, este sigue por sus fueros.

En una decisión que vuelve a poner de relieve la complicidad de Estados Unidos con la política genocida de Israel, la Casa Blanca informó al Congreso que prepara una venta masiva de armas a ese país que incluye helicópteros de ataque y vehículos militares, y asciende a 6000 millones de dólares.

Ello explica la impunidad con que el régimen sionista prosigue su exterminio de la población palestina.

La hipocresía de EEUU

Pero este nuevo espaldarazo a Israel también pone al descubierto la hipocresía del Imperio.

Su nueva ayuda militar se gestiona a contrapelo del mundo, cuando la ferocidad de Tel Aviv ha empujado a que nuevos países de Occidente se pronuncien por la conformación de un Estado palestino, como ha dictaminado la ONU desde 1948.

Esa constituye la única solución posible a los problemas en el Medio Oriente. El hecho de que cada vez más países exijan el cumplimiento de esa resolución de Naciones Unidas constituye un triunfo político del pueblo palestino, aunque el respaldo de Estados Unidos a Israel y su poder de veto, lo impidan.

Mientras, la estrategia sionista de matar de hambre y sed a los sobrevivientes de sus bombardeos en Gaza, sigue sumando mártires a lo que ya puede considerarse un holocausto de estos difíciles tiempos.

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