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La Habana, Cuba. – Otra vez en un país en proceso de cambio, el dominio del Congreso por la derecha pudiera facilitar medidas que atenten contra la estabilidad y la democracia. Se trata de Brasil, cuyo presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, ha llamado al pueblo a movilizarse contra una amnistía que podría dejar sin castigo a quienes intentaron impedir su llegada a la presidencia y hasta asesinarlo.

Los hechos se planearon entre noviembre de 2022, cuando resultó electo, y enero siguiente. En esa fecha, las multitudes que asaltaron las sedes de los tres poderes en Brasilia fueron consecuencia del discurso de odio del exmandatario Jair Bolsonaro, quien falseó que las elecciones eran fraudulentas.

Investigaciones concluyeron que existía un plan golpista encabezado por el ultraderechista, con el apoyo de exministros y militares de alto rango. Hoy ellos están bajo proceso judicial, y han sido formalmente acusados.

Que no se repita

Permitir que los hechos queden impunes sería facilitar su repetición y, en el plano mediático, un punto a favor de la intención de Bolsonaro de presentarse a la reelección el año que viene, pese a que ha sido condenado a 8 años sin ocupar cargos electivos.

Las presiones del presidente estadounidense Donald Trump para que su allegado fuera exonerado, no tuvieron éxito pese a la elevación de los aranceles con que castigó a Brasil.

Pero una ley de amnistía presentada ante el Congreso por el Partido Liberal de Bolsonaro, pudiera dejarlo sin castigo, así como a sus cómplices y a las decenas de sus seguidores condenados por el asalto a los poderes presidencial, legislativo y judicial.

Todo indica que el Partido de los Trabajadores, al frente del gobierno, no tiene la fuerza necesaria para detener el proyecto legislativo. Lula ha puesto esa responsabilidad en las manos del pueblo.