Foto/ Periódico 26

En el Parque Lenin o el en Acuario, matriculados en algún curso o de paseo por la Rampa, a los niños cubanos se les vio radiantes durante el verano. Su alegría desbordó los ómnibus de transporte público, sin importarles el calor, e inundó las playas de toda la geografía nacional en busca del mar y la brisa, consustanciales a los habitantes de esta isla.

Centros de recreación, deportivos, bases de campismo, teatros, museos, cines, librerías, casas de cultura y escuelas se empeñaron también en garantizarles un verano feliz.

Y ahora, en el comienzo de otro curso escolar, que continuará dando pasos hacia el perfeccionamiento del sistema de enseñanza y acredita el derecho de los niños a la instrucción primaria gratuita y obligatoria, nuestros príncipes caminan hacia sus escuelas, con sus uniformes pulcros de pañoletas azules y rojas, absolutamente al tanto de que aquí ellos son prioridad.

Con derechos garantizados

Según reconociera el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Cuba puede sentirse orgullosa por sus indicadores de atención a la niñez, muy superiores a los de países de su entorno y similares a los de naciones más desarrolladas.

Todo esto, a pesar de una crisis global que toca áreas tan sensibles como la alimentaria, climática y energética, y del bloqueo económico, comercial y financiero al que Estados Unidos ha sometido al país durante décadas.

Hoy, tras verlos regocijarse en diversos espacios, y volver felices a las aulas, se hace rotundamente visible el derecho que tienen los niños cubanos al descanso, al juego y las actividades recreativas propias de su edad, y a participar libremente de la vida cultural y las artes.

Se constata, otra vez, su acceso a una educación gratuita y de calidad; a escuelas seguras. A la par, el Estado garantiza a los niños el derecho a la salud.

Porque se piensa en su bienestar

En Cuba ningún niño muere por enfermedades que pueden prevenirse y todos tienen acceso a instituciones de salud, gratuitas. Pero mucho antes de que nazcan, ya el Estado prioriza acciones que influirán en su desarrollo y bienestar plenos.

Presta servicios en materia de planificación familiar; asegura la atención prenatal y postnatal apropiada a las madres; se esfuerza por reducir la mortalidad infantil y en la niñez, asegurando la asistencia médica y atención sanitaria que sean precisas a todos los niños, con hincapié en el nivel primario de salud.

Hoy, cuando les vea temprano en la mañana camino a la escuela, o se los tropiece de tarde pateando un balón o jugando a los taquitos en el parque de la vecindad, observe sus rostros, la frescura de sus miradas, la libertad con que se desenvuelven. Son, ni más, ni menos, niños cubanos, felices.