La Habana, Cuba. – Luego de ocho años de espera, una Europa bajo presión y no pocas angustias, apura la realización en Bruselas de una tercera Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea, UE, y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC.
No obstante, y aún con España al frente temporalmente de la UE y su inveterado empeño de “conducto histórico” entre ambas márgenes del Atlántico, el Sur de nuestro Hemisferio ya no acepta ingenuamente trocar oro por cristales de colores, retazos de tela y cascabeles.
Por tanto, a las puertas de la reunión, convocada para los días 17 y 18 de este julio, no son pocos los desencuentros vigentes.
Y es que América Latina hoy es diferente, y se esfuerza a pulmón por ocupar el espacio estratégico global que le corresponde en un mundo en reestructuración total.
Entre iguales o nada
Es cierto que en nuestra región existen disensos que aún apelan a lo foráneo, pero ciertamente hoy en la CELAC predomina una política realista y progresista que pone las cosas de otro modo.
Para muchos gobernantes locales, el planeta vive las horas postreras de la sumisión crónica a los polos occidentales de poder hegemonista, y están conscientes además de que nuestra zona cuenta con recursos económicos, políticos y sociales como para dejar las butacas de segunda fila y hacerse escuchar en todo el planisferio.
Y en muchos sentidos esa certeza ya está jugando en el terreno global, y no como mero complemento de fuerzas preponderantes externas, sino como la sumatoria de intereses propios capaz de concertarse y cooperar con todos en igualdad y con el concepto lógico de ganar-ganar.