La Habana, Cuba. – El hundimiento de otra lancha en el Caribe usando satélites estadounidenses, obliga a replantearse las motivaciones detrás de estos ataques y su propósito ulterior: ¿provocar, para que las tensiones entre Estados Unidos y América Latina escalen otro peldaño y justificar una intervención militar directa en Venezuela? ¿Aterrorizar? ¿Fingir que Estados Unidos lucha contra el narcotráfico?
El carácter impune en que se realizan estos denominados ataques cinéticos -porque no se utilizan explosivos, solo el impacto del disparo- tiene lugar sin que se presenten pruebas, ni cargos; sin que medien avisos a las embarcaciones atacadas, y sin que se demuestre después que en verdad, como el Pentágono alega, esas naves transportaban estupefacientes.
El presidente colombiano Gustavo Petro y analistas y expertos les llaman por eso “ejecuciones extrajudiciales”.
Del Caribe al Pacífico
Esta suigéneris manera de Washington de combatir el tráfico de drogas cobra su mayor relieve en la manera desembozada en que viola el espacio marítimo de los Estados del Sur de este hemisferio.
También se violará su espacio territorial si se cumple el anuncio de que los marines harán incursiones terrestres detrás de los narcos, lo que supondrá un incremento más grave de las tensiones, que no se sabe adónde puede conducir.
Hasta ahora, unas 12 embarcaciones han sido destruidas con unos 60 muertos. A ello se añaden los ataques a otras dos lanchas en el Pacífico, una de ellas, frente a las costas de Acapulco, en México.
En tanto, la fuerza bélica desplegada adquiere nuevos elementos como el portaviones Gerald Ford, uno de los más letales de la maquinaria bélica estadounidense. Existe el temor de otra intervención militar. Latinoamérica y el Caribe siguen bajo amenaza.