
Más de 850 bases militares son de Estados Unidos. Foto: Tomada de Escambray
La Habana, Cuba.- La devolución del territorio ocupado en Guantánamo por la Base Naval yanqui fue una de las exigencias enarboladas este Primero de Mayo a lo largo y estrecho de la geografía nacional. Y, es que esa centenaria demanda cobra actualidad con la realización esta semana la capital guantanamera del V Seminario Internacional por la paz y la abolición de las bases militares extranjeras.
Lejos de lo que pudiera pensarse, el número de esos enclaves ha crecido en las cuatro esquinas del planeta, donde se calculan en unos 1.000. Por supuesto que de esa cifra, más de 850 son de Estados Unidos.
Washington sabe que si antes los imperios aseguraban su hegemonía a través de la dominación colonial, hoy con la misma crudeza, pero con mayor sofisticación, lo hacen con las bases militares, enclaves que permiten a los poderosos enseñar los músculos de sus ejércitos.
Los poco más de 117 kilómetros cuadrados que ocupa la Base Naval yanqui en Guantánamo son un permanente dolor precordial en el pecho de la nación.
Con el pretexto de las carboneras, Enmienda Platt mediante, nos impusieron una base de la que casi como una norma solo nos llegaron problemas. Primero, marines borrachos en busca de lupanares, más tarde, con la revolución en el poder, agresiones, conspiraciones y hasta una cárcel que viola los principios del Derecho Internacional.
Sin embargo, lo más ofensivo es la permanencia de lo que antes fue una carbonera naval que ahora ensucia la soberanía de la nación.
Por eso, no podemos dejar de reclamar la devolución de un enclave que a los 114 años de instalado es el más viejo del planeta y el único que permanece en contra de la voluntad de todo un pueblo.